Redacción. Honduras, al igual que muchos países alrededor del mundo, se une a la conmemoración del Día Mundial del Agua, una fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992, con el objetivo de concienciar sobre la importancia del agua, su acceso y su gestión sostenible.
A pesar de la riqueza hídrica que posee el país, con ríos, lagos y fuentes subterráneas, el acceso al agua limpia y segura sigue siendo un desafío para muchas comunidades, especialmente en áreas rurales.
El agua no es un recurso infinito. Cada vez más, debemos tomar conciencia de su valor y cuidar lo que queda. Datos del 2023 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) revelan que el 81% de los hogares rurales no cuentan con acceso a agua potable gestionada de manera segura. Además, el 29% no tiene acceso a un saneamiento adecuado. En las zonas urbanas, la crisis es más evidente, especialmente en Tegucigalpa, donde la sequía y la falta de recursos están afectando seriamente el abastecimiento.
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Recursos
A pesar de que Honduras posee zonas con ricos recursos hídricos, la escasez se ha convertido en una realidad cotidiana, sobre todo en la capital. La situación es aún más grave en las áreas marginadas, donde los vecinos dependen de camiones cisterna que solo pasan un par de veces por semana.
Esta crisis no solo afecta el acceso al agua, sino que también fomenta la propagación de enfermedades transmitidas por el agua no potable, como la diarrea, que afecta principalmente a niños y personas en situación de pobreza.
Los efectos de esta escasez no se limitan al ámbito sanitario. La falta de agua repercute directamente en la economía del país, limitando la productividad, cerrando oportunidades laborales y profundizando la desigualdad.
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