REDACCIÓN. La crisis económica que atraviesan los transportistas urbanos en Honduras está marcada por una deuda del Instituto Hondureño de Transporte Terrestre (IHTT), que asciende a unos 450 millones de lempiras. Esta situación ha generado incertidumbre y descontento en el sector.
Mientras los ciudadanos exigen un servicio de transporte más eficiente y con mejores condiciones, los transportistas se enfrentan a diversos desafíos que complican aún más su situación.
La extorsión, el aumento en los costos operativos y la falta de apoyo del gobierno son solo algunos de los factores que los han llevado a solicitar un incremento en el costo del pasaje.
Bono compensatorio
Ante el panorama que expusieron los transportistas, en 2022 la presidenta Xiomara Castro implementó el bono compensatorio, un subsidio destinado a mantener las tarifas congeladas y garantizar que el costo del pasaje no subiera más allá de los 13 lempiras, sin que los usuarios se vieran afectados por el aumento de tarifas.
Este bono es un pago directo a los transportistas, que permite cubrir la diferencia en el costo del pasaje. Mientras el pasaje en las unidades de transporte urbano se mantiene en 13 lempiras, sin el subsidio este ascendería a 16 lempiras.
El Decreto 78-2022 estableció el marco legal para la entrega de este bono compensatorio. A través de este decreto, el gobierno de Honduras comprometió recursos para subsidiar las tarifas del transporte público, asegurando que los pasajeros continuaran recibiendo el servicio a precios razonables.
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Los transportistas deben cumplir con ciertas condiciones para ser beneficiarios, entre ellas:
- Poseer una concesión vigente
- Ofrecer el servicio de forma continua
- Mejorar la calidad del servicio
- Someterse a verificaciones por parte del IHTT.
Este apoyo beneficia a aproximadamente 2,500 buses que operan en los principales centros urbanos del país, incluyendo Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Conflicto
El objetivo principal de este bono es mitigar el impacto económico en los usuarios del transporte público. Sin embargo, en los últimos meses, han surgido tensiones entre el gobierno y los transportistas debido a retrasos en los pagos del bono compensatorio.
Según los transportistas, el IHTT ha acumulado una deuda de 450 millones de lempiras, correspondiente a los subsidios no pagados desde hace siete meses. Esta situación ha generado un gran malestar entre los concesionarios, quienes aseguran estar en una situación de «bancarrota» debido a la falta de liquidez.
De acuerdo con los dirigentes, la deuda no se cumple por «negligencias» del presidente del IHTT, Rafael Barahona. «Debemos ser honesto y la presidenta Castro nos ha apoyado, Mel Zelaya le ha ordenado Rafael Barahona que haga esos pagos mensuales, pero es el señor Barahona quien no cumple con los pagos», expresó a Diario Tiempo el dirigente del transporte Jorge Lanza.
Además de eso, los transportistas han cuestionado la sostenibilidad de estos subsidios, considerando otros gastos que enfrentan, como pagos a extorsionadores, lo que complica aún más la situación financiera del sector. «Estamos prácticamente en bancarrota, estamos con deudas», externó Lanza.
En ese sentido, el sector transporte ha vuelto a amenazar con tomar medidas más severas para que se les pague la deuda. Entre las acciones se encuentra el paro nacional, situación que afecta a miles de usuarios que dependen del transporte público, y pone en jaque la economía local.
Aunque el bono compensatorio fue diseñado para garantizar tarifas accesibles y aliviar la carga de los transportistas, el sector sigue enfrentando numerosos problemas que impactan directamente a los usuarios, quienes a diario presentan denuncias por irregularidades en el sector.
