Redacción. Un hondureño de 66 años fue capturado este sábado por intentar introducir de forma ilegal a Nicaragua un lote de 284 reptiles exóticos, valorado en más de 2.3 millones de lempiras, según informó la Dirección Nacional de Servicios Policiales Fronterizos (DNSPF).
La incautación ocurrió en el punto de control policial ubicado en la aldea La Corteza, municipio de El Triunfo, Choluteca. Durante una inspección rutinaria a un autobús de transporte público, agentes detectaron una encomienda sospechosa.
Dentro de una de las cajas, los oficiales notaron movimientos inusuales y, al abrirla, descubrieron decenas de reptiles vivos en condiciones precarias.
El seguimiento del paquete llevó a los agentes hasta la terminal de buses de Guasaule, donde un hombre de la tercera edad, originario de la aldea Zony, llegó a reclamar la encomienda.
Le puede interesar: Encuentran cuerpo de agricultor mutilado por cocodrilos en río Aguán
Según las autoridades, el sospechoso admitió que los animales le fueron enviados desde Choluteca. También reveló que su destino era Nicaragua. Desde allí, serían exportados a España a través de rutas no oficiales.
El cargamento contenía especies altamente valoradas en el mercado internacional:
- 158 Sceloporus hondurensis (lagartos de colores azul y verde)
- 70 Abronia moreletti (reptiles café de cola larga)
- 53 Tenosaura flavidorsalis (lagartos de cola espinosa)
- una serpiente conocida como “sumbadora de pestaña”
- Dos salamandras gigantes negras.
Estas especies están protegidas por leyes nacionales y por tratados internacionales como la Convención CITES, lo que prohíbe su comercio sin autorización oficial.
Según estimaciones policiales, cada ejemplar podría alcanzar un precio de hasta 290 euros en el mercado europeo, lo que eleva el valor total del cargamento a más de 2.3 millones de lempiras.
El detenido enfrentará cargos por delitos contra la fauna silvestre, contemplados en el artículo 120 del Código Penal, con penas que podrían alcanzar hasta seis años de prisión.
Por su parte, el personal del Instituto de Conservación Forestal (ICF) entregó los reptiles a una bióloga, quien evaluó su estado y los puso bajo resguardo mientras esperan su eventual liberación en un hábitat adecuado.