Redacción. La trágica muerte de Nicol Sarahí Villeda Velásquez, de 13 años, no solo ha sumido en el luto a su familia en La Lima, Cortés, sino que también ha desencadenado una serie de desafíos adicionales para su padrastro, don Roberto, quien se hizo cargo de la menor desde que tenía dos años.
Desde el domingo en que Nicol desapareció, don Roberto se ausentó de su empleo para buscarla junto a su esposa.
Sin embargo, días después, su jefe le informó que no podía seguir otorgándole permisos, argumentando que la ley no ampara su ausencia debido a que no era el padre biológico de la niña.
Don Roberto expresó su angustia y tristeza en un medio local, afirmando que, aunque no es el padre biológico de Nicol, siempre la consideró como su hija. «Padre no es solo el que engendra, sino el que cuida», afirmó.
Describió la decisión de su empleador como un «despido indirecto» y lamentó la falta de empatía en un momento tan difícil.
«Íbamos a celebrar nuestro aniversario con mi esposa, pero nos alcanzó la desgracia», relató, aludiendo al impacto emocional que ha destrozado su vida familiar y ahora su estabilidad económica.
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El inicio
Nicol desapareció el domingo pasado cuando se dirigía a la casa de una tía para un evento familiar. Vecinos reportaron haber escuchado un grito cerca del lugar, pero no hubo testigos que pudieran aportar detalles relevantes.
Tras días de búsqueda, el cuerpo de la menor fue encontrado el jueves en el patio trasero de otra tía, en un terreno cerrado con candado.
«Ellos dicen que no saben cómo llegó el cuerpo ahí porque el portón siempre está con candado», explicó Don Roberto, quien exigió una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos.
Además de enfrentar el duelo por la pérdida de Nicol, don Roberto ahora debe lidiar con la incertidumbre laboral.
Su caso genera indignación en la comunidad, que lo reconoce como un padre ejemplar que estuvo presente en los momentos más cruciales de la vida de Nicol.