Redacción. El largamente esperado desfile militar del presidente estadounidense Donald Trump se desarrolló el sábado 14 de junio por las calles del centro de Washington.
Sin embargo, la celebración del 250 aniversario del Ejército estadounidense se vio empañada por un día de violencia y discordia a lo largo del país.
Previo al desfile, decenas de miles de manifestantes se reunieron en calles, parques y plazas de todo Estados Unidos para protestar contra Trump. Las autoridades, por su parte, pidieron calma y movilizaron tropas de la Guardia Nacional ante el desfile militar, que coincidió con el cumpleaños del mandatario.
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En ciudades como Nueva York, Chicago o Los Ángeles, las manifestaciones fueron multitudinarias, con consignas como «¿De quién son las calles? ¡Nuestras calles!» y pancartas a favor de la democracia y los derechos de los inmigrantes.
El desfile se llevó a cabo mientras las autoridades intensificaban la búsqueda de un hombre armado que asesinó a una congresista demócrata e hirió a otro en Minnesota, en lo que las autoridades calificaron como un crimen político.
La Policía señaló a Vance Boelter, de 57 años, como el principal sospechoso, y una lista hallada en su automóvil incluía cerca de 70 objetivos potenciales, según The New York Times. Este contexto de violencia intensificó la tensión en un día ya marcado por la división.
Trump defiende el desfile
El desfile militar, que coincidió con el 79 cumpleaños de Trump, comenzó antes de lo esperado debido a tormentas eléctricas. Tanques, vehículos blindados de transporte de personal y artillería retumbaron a lo largo de Constitution Avenue, una vista inusual en EE. UU.
El presidente defendió la celebración a pesar de las críticas de la oposición que la consideró una obsesión «autoritaria» y cuestionó el gasto de más de 45 millones de dólares. «Otros países celebran sus victorias; ya era hora de que lo hiciera Estados Unidos también», dijo Trump, destacando el «legado de coraje sin parangón» del Ejército.
Grupos anti-Trump planearon casi 2,000 manifestaciones en todo el país bajo el lema «No Kings» (Sin reyes). Esto es una referencia al principio de que ningún ciudadano está por encima de la ley. En respuesta a la ola de protestas y violencia, gobernadores republicanos movilizaron tropas de la Guardia Nacional y emitieron advertencias contra actos violentos.
Gobernadores como Bob Ferguson (Washington) y Katie Hobbs (Arizona) hicieron llamados a la calma y a la paz, enfatizando la importancia del derecho a la protesta pacífica en un día que dejó en evidencia las profundas divisiones en el país.
