Redacción. El desempleo es un factor que contribuye a la violencia, ya que, al no haber oportunidades laborales, aumenta la probabilidad de que miles de jóvenes sean tentados a involucrarse en actividades delictivas, según Cristóbal Pérez, representante de la organización Jóvenes Contra la Violencia Honduras (JCVH).
«Tenemos 150,000 jóvenes que, todos los años, están preparados y en la edad laboral para comenzar a trabajar, pero lo que menos encuentran son oportunidades de empleo dignas», apuntó Pérez.
Miles de jóvenes hondureños suelen enfrentarse a tres opciones: quedarse en casa sin hacer nada, emigrar a otro países (Estados Unidos, España y México) en busca de mejores oportunidades, o, en el peor de los casos, involucrarse en actividades delictivas para sustentar a sus familias.
«Lo complicado de tener 150,000 cada año es que enfrentamos una cifra rezagada«, reiteró Pérez. Este término se refiere a una generación que -año tras año- no encuentra apoyo necesario ni condiciones adecuadas para integrarse plenamente al mercado laboral.
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Honduras, un país expulsor de jóvenes
El representante de JCVH añadió que, en las empresas donde se generan oportunidades de empleo, la mayoría de los postulantes suelen ser jóvenes.
«Honduras es un país expulsor de jóvenes y personas preparadas que no encuentran las mejores oportunidades», indicó, añadiendo que, al no encontrar opciones adecuadas en su propio país, muchos salen del país.
«Muchas personas están quedándose en México, por lo que hemos visto que la tasa de migración de retornados ha disminuido un poco», aseveró Pérez. Esta tendencia ha generado una ligera reducción en la tasa de migrantes deportados a Honduras. Pero la raíz del problema aún sigue sin resolverse.
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