Redacción. Con más de una década como portavoz del Poder Judicial, Carlos Alberto Silva Barahona ha consolidado una carrera ejemplar que trasciende el ámbito institucional. Su trayectoria no solo se sustenta en la disciplina y el conocimiento técnico, sino en un profundo sentido de responsabilidad que, según él, es “el cimiento de todo éxito”.
Sin embargo, detrás de ese tono sereno que informa a la nación sobre resoluciones judiciales y procesos complejos, se encuentra un hombre cálido, de raíces humildes y convicciones profundas.
Esta entrevista permite conocer el alma detrás del micrófono, el periodista que se formó en instituciones públicas, el padre amoroso, el apasionado del deporte y las comunicaciones donde ha sabido reinventarse sin olvidar de dónde viene.
El origen de una vocación
Criado en una familia de cinco hermanos y formado completamente en la educación pública hondureña, Carlos Silva se convirtió en el primero de su familia en conseguir un título universitario. “Fui el primer egresado universitario de toda mi familia Silva”, dijo con orgullo. Ese logro sembró una semilla que hoy ha germinado en múltiples ramas familiares, tíos, primos y sobrinos que siguieron su ejemplo.
Aunque egresó del colegio en bachiller de mecánica industrial, su verdadera pasión siempre fue el periodismo deportivo. “Soñaba con narrar partidos, escribir crónicas… la radio y el fútbol fueron siempre parte de mi mundo ideal”, recordó con nostalgia.
Su ingreso al Poder Judicial en 2013 fue precedido por cinco años de experiencia en Radio Cadena Voces, donde cubrió temas esenciales. Fue en la fuente judicial donde su entrega captó la atención de su actual jefe, Melvin Duarte, quien lo invitó a integrar un innovador proyecto institucional: la creación de un programa radial del Poder Judicial.
Silva aceptó el desafío y lo superó con creces. “Empezamos con radio y luego desarrollamos un espacio de televisión que ahora coordino”, explicó.
La transición no fue fácil. Carlos tuvo que sumergirse en los códigos y procesos judiciales para poder comunicarlos con rigor. “Leer y entender el Código Penal y el Procesal Penal fue uno de los mayores retos. No podía darme el lujo de improvisar”, manifestó.
Y es que su labor va más allá de informar, también interpreta, traduce y contextualiza el lenguaje jurídico para hacerlo accesible a la ciudadanía. “La vocería exige exactitud, sobre todo cuando se trata de nombres, delitos y resoluciones. No hay margen de error”, declaró.
Detrás del vocero
Fuera del ámbito profesional, Carlos es un hombre profundamente familiar. Su hija, Luciana Silva, es su gran amor, y su rol como padre lo define por completo. “Soy un papá 100% dedicado. Mi hija es mi motor”, afirmó.
Su tiempo libre lo dedica al fútbol, la lectura y a compartir con su grupo cercano de amigos, muchos de ellos desde la infancia. Olimpia es su gran pasión futbolera, seguido por el Real Madrid, América de México, AC Milán y Manchester United. En otras disciplinas, admira a los Boston Red Sox, los Indianapolis Colts y los Chicago Bulls de la NBA.
Carlos no olvida a quienes han sido pilares en su camino. Menciona con gratitud a la licenciada Marlene Zelaya Perdomo, quien le dio su primera oportunidad laboral, y a su jefe actual, Melvin Duarte, por su acompañamiento institucional. Su mayor referente es su madre, Marisa Barahona, fallecida en 2024. “Me enseñó a dar lo mejor en cada trabajo. Si tuviera cinco minutos con ella, le diría que sigo cumpliendo su legado”, mencionó.
También guarda en su corazón el recuerdo de su hermano mayor, fallecido en 2020. “Fue mi mejor amigo. Me gustaría volver a hablar con él, aunque sea un momento”, expresó.
El futuro y los sueños
Aunque se siente realizado en su rol actual, no cierra la puerta a nuevos horizontes. Sueña con dirigir un medio de comunicación o crear un espacio propio para hablar de su pasión por el deporte. “Quisiera tener un programa donde el fútbol y otras disciplinas con poca visibilidad tengan su espacio”, reveló.
A los jóvenes que aspiran al periodismo, les deja una recomendación clara: cuidar la ortografía, leer constantemente y no dejar de aprender. “Las clases de derecho y finanzas también son fundamentales. El idioma es nuestra herramienta, debemos dominarlo”, indicó.
Y si pudiera hablar con el Carlos Silva de hace una década, le diría: “Has mejorado bastante y vas a mejorar más. Todo obstáculo se supera con trabajo y responsabilidad”.
Si su vida fuera un libro, no duda en el título: “Los esfuerzos son recompensados”. Y su primer capítulo se titularía “La responsabilidad”, porque esa palabra ha sido su brújula en cada paso. Hoy, con más de once años siendo la voz de una de las instituciones más importantes del país, Carlos Silva no solo comunica, sino que inspira.