REDACCIÓN. Con la llegada del frío, la tentación de una ducha hirviendo para combatir las bajas temperaturas es casi irresistible. Sin embargo, este placer invernal podría ser un enemigo silencioso para la salud de tu cabello.
Expertas en estilismo capilar advierten que exponer la melena a temperaturas excesivamente altas, especialmente cuando ya está vulnerable por el invierno, tiene un alto coste para su vitalidad.
Ana Martínez, estilista capilar y Education Manager de Franck Provost, es categórica: «Lavar el cabello, al igual que la piel, con agua excesivamente caliente puede ser perjudicial para la salud capilar y cutánea».
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Este gesto cotidiano elimina los aceites esenciales que protegen la fibra de manera natural, según añade Gema Casas, especialista en peluquería orgánica. Ella enfatiza la importancia de preservar esta capa lipídica que mantiene el pelo flexible, brillante y resistente. Al eliminarla con frecuencia, «el pelo se vuelve más frágil y pierde vitalidad».

Los efectos del calor extremo son varios y visibles. Martínez detalla que el cabello se deshidrata al perder sus aceites protectores, y su cutícula se abre en exceso, volviéndolo seco, opaco y dañado. Además, el cuero cabelludo puede irritarse y su pH alterarse. «Aunque a veces sientas que el agua muy caliente ‘limpia más’, en realidad estás dejando tu melena más vulnerable», sentencia la experta.
Color
Otro factor crucial es la durabilidad del color. Si la cutícula está abierta por el agua caliente, la coloración pierde intensidad con mayor rapidez.
La solución es simple: agua tibia. Martínez aconseja esta temperatura para limpiar adecuadamente el cabello sin sensibilizarlo. Este pequeño ajuste diario, según Casas, es uno de los gestos más efectivos para una rutina de cuidado más respetuosa y natural. Corregir este error de invierno puede marcar un antes y un después en la salud y el brillo de tu cabello.



