Redacción. Las condiciones climáticas extremas no solo afectan nuestra piel, sino que también representan una amenaza significativa para la salud del cabello.
Si bien el verano trae consigo los daños del sol, el invierno, con sus bajas temperaturas y cambios ambientales, es responsable de problemas capilares que a menudo se subestiman, como el aumento de la sequedad, la pérdida de brillo y las molestias en el cuero cabelludo.
Marta Masi, farmacéutica y experta en cuidado capilar, explica que es fundamental adaptar la rutina de cuidado del cabello durante el invierno. «Los cambios de temperatura, la lluvia, el viento… pueden fragilizar el cabello», advierte.
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El principal mecanismo de daño del frío es la vasoconstricción de los capilares que nutren el folículo piloso. Según Masi, esta contracción impide que las células reciban suficiente oxígeno y nutrientes, lo que resulta en una fibra capilar más débil y fragilizada. Esta falta de «alimento» propicia la acumulación de células muertas, causando sequedad y descamación en el cuero cabelludo.
Además de los efectos internos, la aspereza del frío exterior incrementa la sequedad de las fibras capilares, facilitando que estas se agrieten y que el cabello desarrolle un mayor encrespamiento al exponerse a la humedad. Los expertos también señalan el efecto perjudicial del contraste térmico: los constantes cambios entre la calefacción interior y el frío exterior. Esto se suma al uso frecuente de secadores, contribuyen a la rotura y deshidratación de la melena.

Hidratación
La experta recalca la necesidad de contrarrestar esta pérdida de hidratación:
«El contraste entre el frío y la calefacción puede provocar que el cabello pierda hidratación, por eso son imprescindibles el uso de acondicionador o mascarilla hidratantes siempre que lavemos el pelo».
El frío también puede desequilibrar las glándulas sebáceas, lo que puede incrementar la deshidratación y falta de brillo, e incluso empeorar condiciones preexistentes como la caspa o la dermatitis seborreica. En resumen, el frío vuelve la fibra capilar más porosa y el cuero cabelludo más alterado, haciendo crucial tomar medidas preventivas.



