Redacción. Durante los nueve meses de embarazo, el cuerpo atraviesa cambios profundos que requieren adaptar la alimentación y también revisar los productos de cuidado personal que usamos a diario.
Además de evitar alimentos como el sushi, el marisco crudo o ciertos quesos no pasteurizados, resulta esencial analizar el neceser de belleza y sustituir cualquier cosmético que incluya sustancias potencialmente dañinas para el desarrollo del bebé.
Productos que contienen ftalatos, presentes en algunas lacas para el cabello, desodorantes, lociones corporales o perfumes, deben quedar en pausa durante esta etapa. Ante cualquier duda, lo más prudente es consultar al ginecólogo y elegir siempre fórmulas libres de componentes que puedan generar riesgos.
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Para facilitar esta transición y ayudarte a crear una rutina segura y eficaz, hay tres recomendaciones clave inspiradas en pautas dermatológicas.
1. Simplifica tu rutina facial
La Clínica Dermatológica Sánchez del Río propone reducir los pasos de la rutina diaria y centrarse en lo esencial. Una limpieza suave seguida de una buena hidratación, tanto por la mañana como por la noche, proporciona equilibrio a la piel sin sobrecargarla. La exfoliación pasa a un segundo plano y conviene limitarla a una vez por semana.

Los cambios hormonales propios del embarazo pueden favorecer la aparición de granitos y brotes de acné. En algunas ocasiones, y solo después de hablar con un dermatólogo, se pueden incorporar ingredientes como el ácido glicólico o el ácido azelaico en la concentración adecuada para cada piel. Este acompañamiento profesional resulta fundamental para evitar reacciones o irritaciones innecesarias.
2. Hidrata tu cuerpo de manera constante
La piel del cuerpo también necesita una atención especial, ya que experimenta una rápida distensión durante el embarazo. Para minimizar la aparición de estrías tanto en esta etapa como en el posparto, los dermatólogos recomiendan aplicar hidratantes muy nutritivas todos los días y cubrir zonas especialmente sensibles como el abdomen, los muslos y el pecho. Si acompañas la aplicación con un masaje suave, favoreces la absorción del producto y estimulas la elasticidad de la piel.
3. Protege tu piel del sol con rigor
La protección solar adquiere un papel fundamental durante todo el embarazo, sobre todo en el primer trimestre. La piel se vuelve más reactiva y tiende a pigmentar con mayor facilidad, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar melasma, conocido también como “máscara del embarazo”. Para reducir este riesgo, conviene evitar la exposición directa, buscar siempre la sombra y aplicar de forma generosa un protector solar con factor 50+.
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El dermatólogo puede orientarte para elegir la fórmula más adecuada según tu tipo de piel y tus necesidades específicas. Mantener esta protección de manera constante se convierte en un gesto sencillo que aporta beneficios a corto y largo plazo.



