Redacción. La apariencia de los poros dilatados es una preocupación común, especialmente en personas con piel grasa o tendencia al acné.
Aunque estas pequeñas aberturas en la superficie cutánea (esenciales para la transpiración y la secreción de sebo) no pueden «cerrarse» permanentemente, existen estrategias dermatológicas probadas para minimizar su visibilidad y mejorar la textura general de la piel.
El tamaño de los poros está determinado en gran medida por factores genéticos, la edad, el tipo de piel y la exposición solar.
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Del mismo modo, las pieles grasas tienden a tener poros más notorios debido a una mayor producción de sebo, lo que distiende el conducto del folículo piloso. Estas son algunas de las recomendaciones:
Rutina de cuidado
La clave para reducir la apariencia de los poros radica en mantenerlos limpios y desobstruidos. Expertos insisten en la importancia de una doble limpieza diaria con productos suaves adecuados para cada tipo de piel.
Complementariamente, la exfoliación regular es vital para eliminar las células muertas que, al acumularse, taponan los poros. Se recomienda el uso de exfoliantes químicos como los ácidos salicílico (BHA) o glicólico (AHA) una o dos veces por semana, ya que penetran y limpian profundamente el interior del poro. Es crucial evitar la exfoliación excesiva, que puede irritar la piel y provocar un efecto rebote con más producción de grasa.

Protección
Dos pilares adicionales son fundamentales. En primer lugar, la protección solar diaria (FPS 30 o superior) es ineludible. La radiación UV daña el colágeno y la elastina, estructuras que dan soporte al poro, provocando su flacidez y agrandamiento.
En segundo lugar, la incorporación de activos como el retinol (Vitamina A) y el ácido salicílico ha demostrado ser altamente efectiva. El retinol ayuda a normalizar la producción de sebo y a refinar la textura, mientras que el ácido salicílico actúa como un potente desobstructor y antiinflamatorio.
Finalmente, hábitos de vida saludables, incluyendo una dieta balanceada y evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, complementan los esfuerzos cosméticos al mantener la piel en óptimas condiciones.



