REDACCIÓN. Los implantes mamarios, al ser un material ajeno al cuerpo, experimentan una interacción constante con el organismo que eventualmente puede requerir su reemplazo, según confirman expertos en cirugía plástica.
Si bien «no hay que cambiarlos cada ‘x’ años» de forma rígida, como señala Jesús Benito Ruiz, presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (Aecep), las pacientes deben asumir la probabilidad de una cirugía de recambio en algún momento de su vida.
Carmen Iglesias, miembro Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre), subraya que el periodo de vida útil de una prótesis es «variable». De igual manera, depende del tipo de implante, la reacción inflamatoria individual y otros factores no completamente conocidos.
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Existen varios motivos que pueden conducir al recambio. Aunque el cambio en el deseo estético de la paciente es la causa principal, existen razones médicas significativas. La contractura capsular, que afecta hasta al 10% de las prótesis, es una de ellas. Se manifiesta como un endurecimiento, ascenso y a veces dolor de la mama, requiriendo un tratamiento quirúrgico.

Otra razón
Otra causa es la rotura de la prótesis por fatiga o deterioro del material, que aunque en muchos casos es de alta cohesividad y no urgente, debe confirmarse mediante ecografía o resonancia.
Finalmente, la experta menciona el Linfoma Anaplásico de Células Gigantes (LACG-AIM), una entidad de baja prevalencia que se sospecha por un aumento de volumen en la mama y está relacionada con el seroma tardío.
La vigilancia continua es vital. Los expertos enfatizan la importancia de revisiones periódicas (la FDA recomienda anualmente, aunque cada dos años podría ser suficiente). Así mismo, que las pacientes guarden siempre la información y códigos de barras de sus implantes. Esto, para garantizar un seguimiento adecuado por un cirujano plástico cualificado.



