Redacción. Especialistas en formulación, dermocosmética y medicina estética, como Aline Neumann y Esther Moreno, han determinado los errores más extendidos en el skincare y proporcionan pautas claras para evitarlos a tiempo.
Aunque ciertos productos como mascarillas peeling, tónicos con altas concentraciones de alfahidroxiácidos o limpiadoras con carbón activo sugieran un uso diario, esta frecuencia no es aconsejable. La Dra. Candy Hernández explicó que la exfoliación contribuye a la luminosidad, pero realizarla todos los días compromete la función barrera de la piel, lo que puede provocar irritación y acelerar el envejecimiento.
La piel se renueva naturalmente cada 28 días. Este proceso puede acelerarse usando exfoliantes de la siguiente forma. Para la piel sensible, la frecuencia debe ser una vez cada 10 a 15 días. En el caso de una piel normal, se recomienda de una a dos veces por semana. Solo la piel grasa podría exfoliarse dos o tres veces semanalmente. Es preferible optar por productos enzimáticos o tónicos con bajas concentraciones de alfahidroxiácidos, ya que los exfoliantes mecánicos (con gránulos) resultan más agresivos.
Productos cosméticos
Mucha gente cree erróneamente que el maquillaje y los cosméticos no caducan, pero esto no es cierto, aunque la fecha de vencimiento no sea siempre visible. Aline Neumann, experta en formulación y fundadora de Método R, recomienda no almacenar los productos por más de un año, aun sin haberlos abierto, dado que su eficacia se reduce y pueden desencadenar reacciones alérgicas.
La recomendación es comprar únicamente lo que se vaya a utilizar. La experta aconseja desechar aquellos productos en casa que presenten un olor inusual o hayan cambiado de color o textura.
Crema
Las necesidades cutáneas varían según la estación, por lo que es un error usar las mismas cremas en verano que en invierno. La elección debe ajustarse a las condiciones climáticas.
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Con la llegada del otoño y el invierno, la bajada de temperaturas reseca y tensa la piel. En esta época se necesita nutrición, con ingredientes como la manteca de karité o las ceramidas, y texturas más densas.
Por el contrario, en primavera y verano, frente al calor, la piel requiere más hidratación con ingredientes como el aloe vera, el ácido hialurónico o las aguas termales, que retienen el agua sin obstruir los poros. Se agradecen las fórmulas más ligeras y menos untuosas, como las emulsiones o las cremas tipo gel, que se absorben con rapidez.
Cosmética nocturna
Limitar el uso de sérum y crema al día y omitir los cosméticos por la noche, con la idea de dejar «respirar» la piel, constituye otro error. La piel no solo descansa al dormir, sino que se repara activamente. Es el momento óptimo para compensar los daños producidos durante el día por la contaminación y las radiaciones solares, y para fortalecer su estructura.
Durante la noche se suceden procesos vitales: la renovación celular se acelera entre las 23:00 y las 3:00 horas, haciendo la piel más receptiva a los activos. El flujo sanguíneo aumenta en el sueño profundo, lo cual facilita la oxigenación celular y la llegada de nutrientes.
Además, la hormona del estrés (cortisol) disminuye, reduciendo la inflamación y mejorando la regeneración. Por ello, se aconseja utilizar ingredientes antioxidantes que neutralicen el daño de los radicales libres (retinol, vitamina E, ácido ferúlico, resveratrol, niacinamida) y texturas ricas, pero no pesadas, que colaboren en la reparación de la barrera cutánea.
Limpieza en brochas
No limpiar estos utensilios lleva a la acumulación de residuos de maquillaje y bacterias, lo que puede provocar irritación o brotes de granitos en la piel. La frecuencia de la limpieza debe ajustarse al producto aplicado.
Las brochas usadas para productos líquidos o en crema (base, corrector, iluminadores) deberían limpiarse una vez a la semana, ya que acumulan más bacterias y residuos. En el caso de las brochas para polvos (coloretes y sombras), se pueden lavar cada quince días, aunque si se utilizan colores muy pigmentados, se recomienda limpiarlas después de cada uso.
Acostarse maquillada
Si el rostro está cubierto de suciedad y maquillaje, el modo de reparación nocturna de la piel no se lleva a cabo correctamente. Además, la facialista y cosmetóloga Esther Moreno apunta que las toallitas solo arrastran la suciedad sin eliminarla bien. Si la limpieza no es profunda, los activos de los sérums y cremas aplicados después no penetrarán de forma adecuada.
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La mejor estrategia es la doble limpieza facial: utilizar primero un aceite o bálsamo y luego un producto jabonoso. El aceite se debe aplicar sobre la piel seca y se debe aclarar con agua templada. Si el agua está fría, el aceite se «endurece» y forma una capa que, junto a la suciedad, es difícil de eliminar.
Protección solar
La cantidad de producto solar necesaria para una protección eficaz equivale a dos líneas extendidas sobre los dedos. Esta dosis es muy superior a la que se usa de una base de maquillaje, lo que implica que no se estaría a salvo de las radiaciones al sustituir el protector solar. Una alternativa adecuada es usar fotoprotectores con color en lugar del fondo de maquillaje, o aplicar primero la protección solar, dejar que se absorba, y después la base.
