Redacción. El uso constante de herramientas de styling como secadores, planchas y rizadores representa una de las mayores amenazas para la salud capilar.
La exposición continua a estas altas temperaturas –que, según el estilista Miguel Bling que compartió a Mujer Hoy, pueden alcanzar hasta los 230 ºC– abre la cutícula, volviendo la fibra porosa, quebradiza y alterando su estructura interna al despojarla de agua y proteínas.
Ante este riesgo, el protector térmico debe dejar de ser una opción y convertirse en un paso fundamental de la rutina de belleza, tal como lo confirman expertos como Bling.
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Barrera esencial
Ortigosa explica que el producto actúa creando una «película ligera» que envuelve la fibra capilar, logrando distribuir el calor uniformemente y reduciendo el daño directo. La función principal, según los expertos, es evitar la deshidratación y la consecuente pérdida de brillo, elasticidad y rotura a largo plazo.
Miguel Bling compara este hábito con el uso de protector solar en la piel: «Nunca nos expondríamos al sol sin un protector solar, y lo mismo debería ocurrir con el cabello frente al calor». Además de proteger, muchas fórmulas incorporan activos reparadores, proteínas o filtros UV que defienden la melena de la polución y la humedad.
Variedad
Los protectores térmicos vienen en diversos formatos, adaptándose a cada tipo de cabello:
- Spray: Ligero y práctico, ideal para cabello fino o de uso frecuente (Ortigosa).
- Crema o Sérum: Más nutritivos, perfectos para melenas secas, gruesas o rizadas.
- Aceite: Versiones que pueden aplicarse en seco y en mojado (Mora).
Para su uso, Bling recomienda aplicarlo sobre el cabello húmedo antes de secar. Esto, repartiendo de dos a cuatro pulverizaciones de medios a puntas, sin saturar la melena.
Finalmente, los estilistas aconsejan siempre trabajar con la mínima temperatura necesaria en las herramientas y no exceder los 180 ºC – 200 ºC, complementando la rutina con mascarillas y aceites nutritivos.
