Redacción. La popularidad del aceite de coco como producto estrella en las rutinas de belleza, impulsada por celebridades e influencers, ha encendido las alarmas en la comunidad dermatológica.
Expertos advierten que su uso frecuente en el rostro podría ser contraproducente, ya que favorece la obstrucción de los poros y otras complicaciones cutáneas.
El dermatólogo Paul Dean explicó a “HealthyWay” que este aceite natural posee un índice comedogénico excepcionalmente alto. En la escala dermatológica se sitúa en un nivel de cuatro, lo que lo clasifica como altamente propenso a generar imperfecciones.
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Su composición le impide penetrar la piel, permaneciendo en la superficie y «sofocando» el cutis. Esta capa oclusiva no solo favorece el desarrollo de acné, sino que también crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y hongos, aumentando el riesgo de infecciones.

Desmaquillante
Aunque se promociona comúnmente por su supuesta eficacia como desmaquillante, especialmente para productos resistentes al agua, Dean disipa este mito. Sostiene que el aceite de coco, en realidad, encapsula residuos de maquillaje, suciedad y células muertas, impidiendo una limpieza facial profunda.
Incluso implementando una doble limpieza, es virtualmente imposible retirar por completo los residuos que deja, actuando como un «tapón» dañino en pieles con tendencia al acné.
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Paradójicamente, su atractivo radica en su capacidad hidratante y en el contenido de ácido láurico, un compuesto con propiedades antimicrobianas que algunos usuarios buscan para aliviar la sequedad y la irritación.
Sin embargo, ante el alto riesgo de oclusión, los especialistas recomiendan sustituirlo por aceites con menor índice comedogénico. Entre ellos, el de rosa mosqueta, argán, ricino, oliva o almendras.
Fuente: Infobae



