Redacción. Lo que comenzó como una jornada normal para un campesino de Baskiria, al sur de los Urales, terminó convirtiéndose en uno de los hallazgos más insólitos de la región: una cartera con 80 mil rublos, equivalentes a unos 18 mil pesos mexicanos o casi 27 mil lempiras, apareció dentro del estómago de una de sus vacas.
La historia se hizo pública gracias a la agencia local Regnum.ru y pronto circuló en medios rusos debido a lo extraordinario del caso.
El protagonista del hallazgo es Rif Vagápov, un campesino de 61 años que ese día sacrificaba uno de sus animales. Mientras realizaba el procedimiento, notó un objeto extraño entre el heno acumulado en el estómago de la vaca. Al inspeccionarlo, descubrió que se trataba de una cartera repleta de billetes y varios documentos personales.
Intrigado por el origen del dinero, Vagápov revisó con detalle el contenido y logró identificar al propietario: Mijaíl Burdínski, un empresario local que construía un centro turístico en la aldea de Tolpárovo. La cercanía del proyecto y el reconocimiento de los documentos confirmaron que la cartera pertenecía al empresario.
“Jamás vi algo así en mi vida, miren cuánto heno había dentro. Y entre el heno, la cartera con dinero y documentos”, relató Vagápov, todavía sorprendido, mientras mostraba la inusual evidencia.

“Su talismán”
De manera inesperada, Burdínski recibió el hallazgo con buen humor. Al recuperar la cartera, afirmó que no le molestaba que hubiera estado dentro del animal y, entre risas, declaró:
“No voy a lavar la cartera, ahora es mi talismán”.
El empresario explicó que la pérdida ocurrió por accidente. Según contó, los obreros que trabajaban en la construcción del centro turístico tiraron la cartera junto con basura de la obra sin percatarse de su contenido. Incluso llegó a pensar que había sido víctima de un robo, lo que lo llevó a retrasar el pago a los trabajadores mientras investigaba el paradero de su dinero.
Vagápov añadió que su rebaño suele pastar libremente cerca de basureros y zonas donde la gente desecha desperdicios. Por esta razón, supone que la vaca engulló la cartera sin que nadie lo notara, atraída quizá por restos de heno o simplemente por curiosidad, un comportamiento que, según él, no es raro entre los bovinos.



