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domingo 7 diciembre 2025

La razón detrás de tantos nombres para la madre de Jesús

Redacción. Los nombres Guadalupe, Lourdes, Fátima, Pilar, Dolores, Candelaria y Coromoto son muy populares entre los católicos y remiten a la misma persona: María, la madre de Jesús.

No existen múltiples vírgenes; todas esas denominaciones se refieren a la misma joven judía que nació en Nazaret hace más de 2,000 años. La doctrina cristiana establece que ella, cuando tenía unos 15 años, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo, es decir, sin haber tenido relaciones sexuales con ningún hombre.

La teología católica da a esta variedad de nombres el título de advocaciones. El término proviene del latín advocare, que significa «llamar» o «invocar». ¿Por qué la tradición católica no llama simplemente a esta mujer Santa María? Edison Veiga, de BBC Brasil, investigó esta pregunta con la ayuda de expertos.

Cultura

Los nombres que la gente le da a la Virgen María dependen mucho de cómo ella se manifestó. El padre Arnaldo Rodrigues, asesor de la Arquidiócesis de Río de Janeiro (Brasil), explicó que, generalmente, las advocaciones toman el nombre del lugar donde se apareció o de las circunstancias de la aparición.

La investigadora religiosa Wilma Steagall De Tommaso, coordinadora de un grupo de investigación de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), aseguró que estas nomenclaturas varían «para cada pueblo, cada región, cada cultura», gracias a «títulos que corresponden a eventos que surgen de innumerables situaciones».

Dogmas

De Tommaso, también miembro del Consejo de la Academia Mariana de Aparecida, afirmó que muchos de estos títulos se conocen como dogmáticos. Estos se refieren a los dogmas de la Iglesia católica sobre la Virgen María, que son verdades de fe en las que los fieles deben creer.

De esta categoría proviene el nombre de la Inmaculada Concepción, el cual se origina en una bula firmada por el Papa Pío IX. Este documento «declara a María inmune a la mancha del pecado original», ejemplificó la investigadora.

Igualmente el Concilio de Letrán, en el año 649, proclamó como verdad la virginidad perpetua de la madre de Cristo, dando origen a llamarla la Virgen María.

De Tommaso añadió que también existen nombres que derivan de los lugares donde hubo una manifestación que inició una devoción local, a menudo extendida a otros pueblos y sitios, como Aparecida, Guadalupe, Lourdes, Fátima, Loreto o Montserrat.

La virgen de Guadalupe, patrona de México. Foto cortesía Tribuna Noticias.
Aparición 

Mirticeli Medeiros, experta del Vaticano e investigadora de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (Italia), afirmó que la gente le da diferentes nombres a la Virgen María porque se vinculan al lugar donde ella se apareció. Medeiros explicó que las apariciones, antes de pasar por el análisis canónico habitual, son una manifestación de religiosidad popular, y la gente termina difundiendo estos títulos en primer lugar.

Todos los títulos tienen su razón de ser, agregó el investigador José Luis Lira, fundador de la Academia Brasileña de Hagiología. Lira ejemplificó: «Es Nuestra Señora de Fátima, porque se apareció allí. Es Nuestra Señora del Buen Parto, porque asiste espiritualmente a las mujeres en el parto. Es Nuestra Señora del Buen Consejo, porque siempre tiene guía para dar a sus hijos».

Lira aseveró que todos estos títulos pertenecen a una sola madre, porque ella es la madre de toda la humanidad. La gente la invoca y la representa en todos los lugares según sus costumbres y tradiciones. Por supuesto, la aprobación de la Iglesia es necesaria para la veneración pública, señaló.

Petición 

La devoción a la Virgen María se remonta a los inicios del cristianismo. Se sustenta en la idea fundamental de que ella actúa como un canal directo hacia Cristo, partiendo de la premisa de que nadie niega la petición de una madre. El propio Evangelio refuerza esta idea con un pasaje importante: el relato del milagro de la boda de Caná, que aparece exclusivamente en el texto de Juan. Jesús realiza allí lo que se considera su primer milagro.

En el banquete de bodas, al que asistió con su madre, los anfitriones notaron que las bebidas se habían acabado. María llamó aparte a Jesús y le explicó lo sucedido. Él convirtió el agua en vino, permitiendo así que la celebración continuara. El padre Arnaldo Rodrigues explicó que acabarse las bebidas antes de que terminara la fiesta habría sido un escándalo para la pareja. «Cuando María le pide a Jesús que intervenga, su papel como intercesora cobra importancia», detalló.

La devoción mariana también encuentra su base en otro pasaje de los textos bíblicos. Los evangelios relatan que, mientras Jesús agonizaba en la cruz, le encomendó el cuidado de su madre al apóstol Juan y viceversa. Lira apuntó que «en esta acción, Juan representa a toda la humanidad. María se convirtió en nuestra madre, la nueva Eva, una Eva libre de pecado, como nos enseña la Iglesia. Así, la Santísima Virgen María cuida de la humanidad como una madre, y una madre celosa».

Veneración

Estudios del padre Valdivino Guimarães, mariólogo, indican que los registros más antiguos de esta creencia en el poder de la Madre de Cristo datan del siglo II. El padre afirmó que «la evidencia arqueológica demuestra la veneración de los primeros cristianos. En las catacumbas de Priscila, se pueden ver pinturas marianas del siglo II, en un lugar donde se reunieron los primeros cristianos».

De Tommaso comentó que «en las catacumbas encontramos el fresco considerado, hasta ahora, la imagen más antigua de la Virgen María con el Niño Jesús».

Sin embargo, la primera de las apariciones data del año 40. En realidad, se trataría de un episodio de bilocación, ya que María todavía vivía en ese momento. La tradición cristiana señala que la virgen se le apareció al apóstol Santiago en la actual ciudad de Zaragoza, en España, donde él predicaba.

De hecho, existen registros de una pequeña capilla construida allí desde los primeros tiempos del cristianismo. Medeiros explicó que el título adoptado para esta aparición fue Nuestra Señora del Pilar, ya que, según el relato, María le mostró al apóstol una columna, pidiéndole que construyera un santuario en ese lugar.

Antífona

Otro relato que los investigadores citan frecuentemente es el de Nuestra Señora de las Nieves, una aparición que ocurrió en agosto del año 352 en Roma. A raíz de este episodio se construyó la Basílica de Santa María la Mayor. María ha recibido veneración desde los albores del cristianismo. La antífona mariana más antigua que se conoce data del siglo II. Su título en latín es Sub tuum presídium (Bajo tu protección).

El Concilio de Éfeso, en el año 431, analizó y aprobó la tesis teológica de que María era también la Madre de Dios, entre otras atribuciones posteriores, señaló Medeiros. Con el paso de los siglos, estos relatos se hicieron comunes. Rodrigues estima que, hoy en día, existen alrededor de 1,100 nombres con los que se conoce a la Santa.

Apariciones

Medeiros afirmó que, desde un punto de vista histórico, las apariciones ocurren en períodos muy particulares. «No nos corresponde a nosotros, como historiadores, juzgar si son ciertas o no, pero lo cierto es que muchas se producen dentro de un contexto político y social específico», explicó.

Ejemplificó con el caso de Fátima, cuyo mensaje es «muy interesante y coherente con la postura que la Iglesia adoptaría hacia el comunismo años más tarde». También mencionó el caso de Aparecida, cuya imagen se encontró «en medio del debate en torno a la abolición de la esclavitud», y el de Guadalupe, donde la Virgen María, con rasgos indígenas, «es un símbolo de la lucha contra la desigualdad».

La Iglesia no siempre aprueba estas manifestaciones. Medeiros recordó que no todas las apariciones que ocurren hoy en día han recibido el reconocimiento oficial del catolicismo. Se debe seguir un protocolo; además, lo que dice la supuesta Virgen María debe ser totalmente coherente con los principios de la Iglesia Católica. La institución analiza incluso la idoneidad moral y psicológica de los videntes, explicó.

Orden

Con el transcurrir de los siglos, la devoción a la Virgen asumió un rol exagerado, que en ocasiones ha opacado a la Santísima Trinidad (Dios, Padre y Espíritu Santo). Por ello, el Vaticano tomó medidas recientemente.

A principios de noviembre, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe emitió un documento que el papa León firmó, en el cual delimita el rol de la madre de Jesús dentro de la fe católica. El texto rechaza el uso del título de «corredentora» para María, al considerar que constituye un abuso, y aboga por la prudencia al referirse a ella como «mediadora».

El documento señala que estas correcciones son necesarias para evitar «el peligro de ver la gracia divina como si María se convirtiera en una distribuidora de bienes o energías espirituales desconectadas de nuestra relación personal con Jesucristo». Expertos sostienen que la resolución del Vaticano busca dejar en claro que María no está al mismo nivel de Cristo.

La antropóloga Lidice Meyer, autora del libro El cristianismo en lo femenino, explicó a BBC Brasil que «esto significa que María no distribuye gracias sin el conocimiento de Jesús. La teología expresada en la oración del Ave María afirma que María puede interceder por nosotros, pero no salvarnos».

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