Redacción. Un jugador de 17 años del club Holon Yermiyahu recibió una suspensión de 99 años por parte del tribunal disciplinario de la Federación Israelí de Fútbol, tras protagonizar una segunda pelea durante un partido formativo, informaron medios locales. La sanción busca castigar la reincidencia en conductas violentas en categorías juveniles.
El tribunal aplicó la pena máxima, equivalente a la expulsión definitiva del sistema federativo, después de que el futbolista volviera a protagonizar un altercado en el campo. Meses antes, el mismo jugador recibió seis partidos de suspensión por agredir a un rival, pero la federación le otorgó otra oportunidad. La segunda infracción motivó la pena de 99 años, con el objetivo de enviar un mensaje de tolerancia cero ante la violencia en el fútbol juvenil.
Además de la sanción individual, la federación multó al club Holon Yermiyahu con 2.500 shekels (aproximadamente 770 dólares) y estableció una medida complementaria: si en el plazo de un año el equipo incurre en nuevas faltas por peleas o agresiones, perderá tres puntos en la competencia. Esta combinación de sanción individual e institucional busca prevenir nuevos episodios de violencia.
La decisión generó debate público en Israel. Algunos valoran la firmeza del tribunal, mientras otros consideran que la sanción resulta excesiva para un menor de edad. El juez del tribunal disciplinario explicó que la reincidencia del jugador resultó incompatible con el espíritu del deporte formativo, por lo que impuso la sanción más severa.

Motivos disciplinarios y alcance de la sanción
El tribunal fundamentó la resolución en la conducta repetida del jugador dentro del campo de juego. Tras la primera sanción de seis partidos, la reiteración justificó una respuesta ejemplificadora para preservar la integridad de las competiciones juveniles. La suspensión de 99 años impide al jugador participar en cualquier torneo organizado por la federación.
La federación articuló la sanción como una herramienta para disuadir la violencia y proteger a otros jóvenes jugadores. La multa al club busca responsabilizar a las instituciones por la conducta de sus planteles y mantener mecanismos de control interno. Si el club incurre en otra falta grave durante el año siguiente, la pérdida de tres puntos afectará su posición en la tabla.
El caso también reabrió el debate sobre sanciones en juveniles y políticas de educación deportiva en clubes. Algunos dirigentes sostienen que las medidas disciplinarias deben combinar sanciones y programas de prevención, mientras que otros advierten que penas extremas sobre menores requieren alternativas educativas.

Repercusiones
En la comunidad futbolística se registraron posiciones encontradas: algunos respaldaron la decisión por su carácter disuasorio, mientras otros la criticaron por su severidad. Los cuestionamientos se centraron en la proporcionalidad de la pena y en la necesidad de complementar sanciones con acciones formativas dentro del club.
La sanción ya produjo impactos institucionales: el club deberá ajustar sus protocolos internos y asumir la multa económica impuesta por la federación. Además, la amenaza de quita de puntos en caso de nuevos incidentes introduce una consecuencia deportiva inmediata para Holon Yermiyahu.
El expediente indica que la federación aplicó la resolución disciplinaria y que la sanción permanecerá vigente, salvo que una instancia superior revise la decisión. Por su parte, el club debe responder a las medidas y reducir el riesgo de futuras sanciones.

