Redacción. Orinson Amaya era de las personas que pasaba más tiempo en la casa del Marathón, el estadio Yankel Rosenthal, que este miércoles abrió sus puertas para recibir sus restos mortales como un merecido homenaje.
A tempranas horas, la plantilla de jugadores del conjunto «verde», directivos, familiares y hasta afición llegaron a la instalación deportiva para darle el último adiós.
Como un campeón que siempre fue, los futbolistas del Marathón le hicieron el pasillo hasta el centro del campo, donde se le brindó tributo y palabras de despedida para la persona que dirigió por nueve años el destino del representativo del Barrio Paz Barahona de San Pedro Sula.
El director deportivo del cuadro «esmeralda», Mario Berríos, el técnico, Pablo Lavallén.
Así como el vicepresidente, Rolando Peña, cargaron el féretro con los restos mortales de Orinson Amaya.
Deja un legado en la familia Marathón
Orinson Amaya deja a Marathón con la misión cumplida, pues se esmeró por mantener intacta la grandeza del cuadro sampedrano, la cuarta fuerza futbolística del país.
Además, es el artífice de la inolvidable celebración del Centenario, del cual él llamó: «el equipo de mis amores».
El humo verde no podía faltar para adornar la imagen de los miembros del conjunto sampedrano despidiéndose de un presidente que marcó época en la institución.
Luego de la ceremonia de despedida de Orinson Amaya en el estadio Yankel Rosenthal, se realizó una misa de cuerpo presente.
Seguidamente, se procedió a su sepelio en el Cementerio Jardines del Recuerdo de San Pedro Sula.
Los «esmeraldas» se despiden de su presidente, que celebró a lo grande el Centenario.
Además, confiaba que en el presente torneo de Apertura, el Marahón levantará la décima Copa.
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