En los últimos meses, fatales crímenes registrados en todo el territorio han involucrado a adolescentes que en su mayoría, no tienen más de 18 años. En la zona norte de Honduras, en menos de 15 días, la criminalidad se ensañó con las jovencitas de La Pradera, y los casos además de seguir impunes, encienden las alarmas en los padres y entes policiales.
Jennifer Santos, de 18 años, y Daniela Sánchez, de 16 años, ambas víctimas de una masacre registrada en su vivienda. Asimismo, el hecho más reciente, Arlene Ponce, de 18 años, encontrada amarrada y dentro de un costal.
Las tres jovencitas residían en la colonia La Pradera de San Pedro Sula; unos de los barrios más populosos de la ciudad y en los últimos años, conocido no solo por el control de las maras y pandillas, sino por los crímenes registrados en el sector.
Según agentes de la Policía Nacional, la zona es dominada por la Pandilla 18. Usualmente, los motivos de los casos los atribuyen a «ajuste de cuentas» y «pelea de territorio», sin previo proceso de investigación.
Entre el dolor y la consternación, familiares de las víctimas desmienten las acusaciones de las autoridades. Asimismo exigen respeto y justicia por sus parientes, a pesar de saber que los casos, en su mayoría, quedan encajonados.
Masacre en cuartería de La Pradera
El pasado lunes 16 de julio, cuatro personas perdieron la vida en una cuartería de La Pradera. Además de Santos y Sánchez perdieron la vida Milton Velásquez, de 22 años, y Carlos Martínez, de 18 años.
La masacre ocurrió en horas de la madrugada cuando los cuatro jóvenes estaban en su cuarto durmiendo. Según versión de los agentes policiales, sujetos desconocidos llegaron a bordo de un vehículo y se estacionaron.
Minutos después subieron las escaleras y tocaron la puerta. Inmediatamente empezaron a disparar; tres murieron en el lugar, y Santos fue trasladada de emergencia a un centro asistencial. Horas después falleció.
Las declaraciones de los agentes a cargo del caso indicaban que los fallecidos pertenecían a la pandilla de la zona. Por lo cual, se catalogó el ataque como parte de la estructura criminal enemiga (MS-13).
Familiares y allegados de las víctimas negaron las acusaciones. En medio del dolor aseguraron que eran jóvenes dedicados al trabajo y estudio, y se esforzaban por superarse.
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Sale de La Pradera y no regresa
Por otra parte, el cuerpo de Ponce fue encontrado amarrado de manos y pies en el interior de una bolsa en la colona Luisiana. La mujer de 18 años deja dos hijos y el sábado 28 la vieron sana y salva por última vez.
Según versiones de sus familiares, Ponce salió de su vivienda, ubicada en La Pradera. No se tuvo pistas de su paradero hasta el domingo 29 en horas de la mañana.
Las autoridades policiales notificaron del hallazgo de un cadáver. La víctima vestía pantalón “jeans” color azul y usaba sandalias de color café. Con las descripciones, sus allegados, que ya habían reportado su desaparición, confirmaron su identidad.
Aunque la mujer salió en bicicleta, en el solar baldío donde encontraron su cadáver no había pistas del vehículo de dos ruedas. Dos días después del hecho y solo se conoce que murió por asfixia; la versión confirmada por los médicos forenses.
Hasta el momento no se manejan hipótesis sobre el hecho criminal ni tampoco investigaciones que determinen el paradero o identidad de los responsables.
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Jovencitas en la vista de los criminales
Los tres crímenes han despertado el miedo en los padres de familia y autoridades educativas. ¿Por qué las jovencitas se convirtieron en el objetivo de los criminales?
La respuesta ni siquiera está en manos de los entes investigativos. No obstante, es válido destacar que La Pradera y las colonias y sectores aledaños no son una zona segura. Asaltos, secuestros, homicidios, asesinatos y amenazas están a la orden del día.
Lejos de obtener una respuesta efectiva de parte de los organismos de seguridad del lugar, los ciudadanos se sienten inseguros y no tienen a quién acudir para denunciar.
