Redacción. Honduras enfrenta una dura realidad donde niñas de 13 y 14 años son obligadas a ser madres luego de ser víctimas de abuso sexual, muchas veces por familiares cercanos.
Ante esto, Leopoldo Villacorta, de la Asociación de Pastores de Tegucigalpa, clamó: «Hay que creerle a las niñas cuando denuncian abusos».
Desde su experiencia en zonas de riesgo, Villacorta ve casos de embarazos adolescentes por violencia sexual a diario. «Hemos recorrido Culguaque, Lepaterique, Olancho, La Mosquitia, Yoro, y lo que vemos es horrible: niñas abusadas por sus tíos o primos, que hoy tienen bebés», lamentó.
Iglesia frente a falta de apoyo
Aunque la iglesia carece de un programa nacional, localmente educan a niños y padres sobre sus derechos y cómo actuar. «En nuestras congregaciones enseñamos a los padres y a los niños a no callar. Si un tío, abuelo o amigo les hace algo indebido, deben decirlo. Y los padres deben creerles, buscar ayuda y denunciar», explicó.
El pastor criticó que el gobierno no permita a las iglesias educar en valores en las escuelas públicas, mientras da espacio a otras ideologías. Por ello, exigió una ley de educación sexual integral basada en principios y valores. «Necesitamos ya una ley que forme a nuestros niños. No podemos seguir esperando, porque cada día hay más niñas violentadas y embarazadas», urgió.
Desprotección
Villacorta también cuestionó la falta de un sistema estatal para proteger a estas niñas. «¿Qué se puede hacer si el gobierno no tiene un sistema para proteger a una niña de 14 años con una bebé de un mes?», se preguntó, lamentando que la iglesia también está limitada por la falta de recursos y acceso.
Finalmente, instó a padres, maestros, autoridades y líderes comunitarios a estar atentos a los signos de abuso y a no minimizar las denuncias: «Creerles a las niñas puede ser la diferencia entre salvarles la vida o condenarlas a una maternidad forzada y al silencio.»