Honduras. En una escuela de Santa Rosa de Copán, un niño pierde la vista luego de que un compañero lanzó un lápiz y lo golpeó en un ojo.
Lamentablemente la desgracia llegó a la vida de este menor, quien estudia en el centro básico Jesús Banegas Membreño.
Cabe mencionar que el pequeño sufrió el golpe luego de que sus compañeros estaban tirando cosas dentro del aula, lo que le provocó un sangrado. Esto pasó mientras «la maestra estaba en el baño».
Relato
Xiomara Iveth Quezada, madre del niño, explicó que ella estaba junto a su madre mientras sufrió el accidente en la escuela. Pero cuando llegó a dejar la merienda para el recreo, se enteró de lo sucedido (el día martes).
De tal forma que se dirigió al aula de clase de primer grado, año que cursa su hijo de siete años de edad. Allí vio cómo la profesora trataba de contener la sangre que salía del ojo del pequeño. aunque antes
Sin embargo expone la negligencia de las autoridades de la escuela, empezando porque la maestra «no quería entregar» al menor, ya que consideraba un leve golpe. pero tanto ella como la abuela del menor insistieron y lograron llevárselo. Por consiguiente, lo trasladaron a un hospital de San Pedro Sula, Cortés.
“Mi hijo llegó y podía ver aún con su ojito, podía diferenciar los colores y ahora ya no ve nada, son pocas las esperanzas que me dan”, dijo entre lágrimas la mujer. Ya que cuando llegó al Mario Catarino Rivas Catarino y al Seguro Social no habían oftalmólogo, por lo que al siguiente día ya no miraba.
Quezada relató que desde que el menor ingresó al recinto hospitalario ha estado esperando que le realicen una cirugía para ayudarle a recuperar su visión. Pero esta ha sido cancelada en varias ocasiones por la falta de especialistas.
Autoridades escolares displicentes
Entre sus declaraciones, Xiomara Iveth, quien trabaja como agente de la Policía Nacional, denunció a las autoridades de la escuela.
Lo anterior, porque en el proceso que ha estado con su hijo ingresado en el IHSS, ni siquiera ha recibido una llamada de interés por la salud del niño. Según dice, es «ella quién los llama para informales».
También afirmó que el director o maestros no se interesaron en averiguar o darle información sobre el alumno que golpeó a su vástago. Sólo le decían que pertenecía a una familia pobre. Por lo cual ella también argumenta que es pobre.
Hay que mencionar que gracias al trabajo de una periodista es que la afectada mujer ha obtenido datos sobre lo antes mencionado.
Actualmente la hondureña, quien se siente orgullosa de ser policía aunque la «critiquen», dice que pide que le den una esperanza para que su «angelito» recupere la vista. Y le reclama a las autoridades escolares qué dónde estaban cuando su hijo sufrió el terrible percance.
