Honduras. Tegucigalpa permanece cubierta bajo una densa capa de humo producto de los incendios forestales y la contaminación ambiental, y ahora hay que sumar, como nuevo agente contaminante, el ingreso de polvo proveniente del Sahara.
Esta combinación de elementos nocivos la confirmó el pronosticador del Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS), Víctor Ortega.
El experto explicó que debido a pasadas lluvias hubo una reducción en la concentración de humo; sin embargo, agregó que debido a la falta de continuidad de las precipitaciones lluviosas «se han multiplicado los incendios forestales», trayendo consigo una nueva concentración de humo.
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«Recién pasadas las lluvias habíamos tenido una visibilidad de 10 kilómetros que era idónea. Ahorita estamos teniendo una visibilidad de apenas un kilómetro«, manifestó Ortega. Situación que podría causar varios tipos de inconvenientes, principalmente en los aeropuertos, donde requeren una buena visibilidad en los vuelos aéreos.
Ahora bien, sobre el ingreso de polvo del Sahara al territorio hondureño, el pronosticador indicó que es un fenómeno normal que ocurre todos los años. Además, señaló que a diferencia de otros años la concentración de polvo que se espera para este 2023 es baja.
«Nosotros estamos pronosticando que (el polvo) ingrese en valores de entre a 15 y 20 microgramos por metro cúbico durante el transcurso de esta semana. Son concentraciones bastante bajas, casi van a ser imperceptibles para la población ya que la capa de humo y grumo no va a hacer posible distinguirlas entre sí», explicó el experto.
Según los registros de CENAOS, el polvo del Sahara estuvo en valores de 80 microgramos el año anterior y no causó muchas molestias. En el 2020 se registró uno de los episodios más fuertes de polvo del Sahara, con valores 200 microgramos por metro cúbico.
Efectos nocivos para la salud
Por su parte, la neumóloga Suyapa Figueroa, explicó que todos estos fenómenos condensados en la atmósfera pueden causar efectos nocivos para la salud. Incluso, señaló que en el peor de los casos la contaminación podría llevar a algunas personas a la muerte.
Figueroa refiere que la suspensión de partículas suspendidas en el aire «pueden afectar las vías inferiores y superiores, especialmente en personas que tienen algún tipo de hiperreactividad«. Es decir, que personas con padecimientos de asma o alergias podrían presentar complicaciones en su salud por la contaminación actual.
Figueroa añadió que el humo y polvo en la atmósfera «puede afectar las conjuntivas de los ojos, produciendo irritación«. Además, sostuvo que estos elementos contaminantes disminuyen la calidad de aire que respiramos.
Otros de los efectos negativos para la salud derivados de la contaminación podrían ser: la irritación en los ojos y la piel; picazón, lagrimeo, dermatitis, tos, molestias en la garganta, rinitis y estornudos.
¿La contaminación representa un peligro de muerte?
Por otra parte, Figueroa señaló que la contaminación ambiental también influye en el aumento de la mortalidad. Esto, especíalmente en las personas mayores que tienen padecimientos previos.
La experta explicó que las personas que tienen mayor riesgo son los pacientes cardiópatas y los que tienen enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
«La contaminación del medio ambiente puede producir hasta un 30% de las exacerbaciones de estas enfermedades«, agregó la neumóloga.
Recomendaciones
La doctora Figueroa refirió que de momento lo ideal sería no exponerse tanto al aire libre e instó al Gobierno para que gestione mediciones de micropartículas suspendidas en el aire.
Asimismo, apuntó que deberían enviarse alertas a las escuelas para evitar que los niños salgan a correr durante el recreo o hagan algún tipo de actividades al aire libre.
«En algunos casos extremos se puede pedir el uso de mascarillas, pero estas deben ser con filtros especiales las FFP2 y las N95 que pueden captar estas partículas. Las mascarillas quirúrgicas no sirven para este fin», explicó.
Por otra parte, Figueroa recomendó a las personas que presenten síntomas respiratorios que acudan a los centros asistenciales para recibir atención médica. Y en el caso de las personas que padecen enfermedades respiratorias, manifestó que deben apegarse, hoy más que nunca, al uso de sus medicamentos.
Por su parte, Ortega considera que «desafortunadamente no hay mucho que hacer», debido a que la contaminación ya está presente en la atmósfera. «No hay manera de evitar inhalar las partículas suspendidas«, añadió.