Redacción. El consumo excesivo de alcohol ha sido históricamente asociado con diversos problemas cognitivos, incluyendo la demencia. Investigaciones recientes sugieren que el alcohol no sólo afecta las funciones cerebrales, sino que también podría contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, un tipo de demencia progresiva.
Estudios publicados en The Lancet Discovery Science indican que incluso el consumo moderado de alcohol podría tener un impacto negativo en la salud cerebral. El abuso crónico puede causar atrofia en regiones clave del cerebro, como el hipocampo, fundamental para la memoria y el aprendizaje.
Otros estudios de National Library of Medicine señalan que este daño no únicamente se observa en personas con historial de alcoholismo, sino también en quienes consumen grandes cantidades de manera habitual.

Nuevas evidencias sobre impacto del alcohol
Las investigaciones recientes utilizaron métodos avanzados de aleatorización mendeliana para estudiar la relación entre alcohol y Alzheimer, reduciendo los sesgos de los estudios tradicionales. Un análisis con datos del Biobanco del Reino Unido, que incluyó a más de 300,000 bebedores habituales, mostró resultados reveladores.
El análisis convencional indicó una relación en forma de “J”: los bebedores moderados parecían tener menor riesgo de demencia que los abstemios o los bebedores pesados. Sin embargo, los estudios de aleatorización mendeliana mostraron que cualquier consumo de alcohol aumenta el riesgo de demencia, sugiriendo que no existe un nivel seguro de ingesta.

El estudio también destaca que las mujeres podrían ser más vulnerables a los efectos neurotóxicos del alcohol. Además, el consumo combinado de alcohol y tabaco o la presencia de enfermedades cardiovasculares puede agravar el riesgo de Alzheimer.
Los expertos coinciden en que el alcohol es un factor de riesgo modificable. Reducir o eliminar su consumo podría ser clave para proteger la salud cerebral y retrasar la aparición de la enfermedad.