Redacción. Las relaciones tóxicas provocan infelicidad e insatisfacción, y a pesar del sufrimiento que ocasionan es muy difícil salir de ellas. Diversos factores, desde emocionales hasta psicológicos, explican por qué algunas personas terminan en estos vínculos.
El primer paso para salir de una relación tóxica es aceptar y reconocer que la relación es dañina. Observar los patrones de comportamiento y admitir que están afectando negativamente su bienestar emocional y mental es crucial.
Asimismo, trabaje en mejorar su autoestima y valor propio. Participe en actividades que le hagan sentir bien, busque hobbies que disfrute y comparta con personas positivas que refuercen su autoconfianza.
Modelos
Según señala el psiquiatra, psicoanalista, escritor y académico José Abadi a Infobae,“para involucrarnos en parejas tóxicas tenemos que tener en cuenta modelos identificatorios”.
Según explica el experto, se trata de aquellas personas que crecieron en familias en las que “se hayan exhibido, expuesto e incorporado un modelo tóxico, es decir, un modelo donde la relación de pareja que está destinada a alimentarse, a apoyarse, a cuidarse y a crecer y a disfrutar, se convierta en una relación condicionada de sufrimiento y atrapamiento”.
El médico psiquiatra y sexólogo clínico, Walter Ghedin firma que “en todo vínculo, intervienen patrones de apego configurados en la infancia.
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“Además de estas estructuras de base que modelan los vínculos, se suman rasgos de personalidad. Los más frecuentes en las relaciones tóxicas son los de extraversión: sociabilidad, seducción, dependencia de la mirada ajena, necesidad de que el entorno cubra sus vacíos”.
Por su parte, la escritora, psicóloga, Celia Antonini, apunta que una baja autoestima es lo que lleva a una persona a soportar el maltrato porque cree que no se merece nada mejor que lo que tiene.
“Una persona que está en una relación tóxica busca la validación en el amor de la pareja ser aceptado, incluso a costa del propio bienestar”.
Manipuladores
Las parejas tóxicas a menudo surgen de la interacción entre dos perfiles psicológicos complementarios, “aquellas constituidas por una persona con rasgos manipuladores o directamente psicopáticos, y la otra persona, con una característica de complementariedad al cuadro psicopático del otro”, sostiene Abadi.
Según el experto, en estas relaciones, la dinámica de poder se desequilibra, lo que da como resultado sometimiento y sumisión. Este desbalance se manifiesta en acciones arraigadas a ciertos patrones psicológicos.
Dependencia emocinal
En este sentido, Antonini refuerza esta idea cuando detalla acciones concretas de la persona con dependencia emocional, propensa a comprometerse en una relación tóxica.
“Tiende a ser complaciente y a poner las necesidades que tiene la otra parte de la pareja por encima de las necesidades propias, tratan en general de no generar ningún tipo de conflicto y muchas veces ceden ante cosas que no están de acuerdo de agradarle al otro”.
“En las relaciones tóxicas no hay acuerdos saludables, sino que hay condicionamientos, manejos y presiones”, concluye Abadi.
Relación Tóxica
Reconocer que estamos en una relación tóxica puede ser un desafío, ya que las señales a menudo se manifiestan de manera sutil y gradual. Expertos señalan que algunos indicadores clave.
Al respecto, Ghedin afirma que “las señales están más a la vista, solo que, en los primeros encuentros, la sociabilidad, la buena disposición, la apariencia de compromiso afectivo, pueden ser señales engañosas”.
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