CURIOSA. El «afán procreador desmedido» de Jonathan Meijer ha visto su fin por orden oficial. Un juzgado de los Países Bajos ha ordenado a este hombre de 41 años cesar en sus donaciones de esperma a más clínicas.
La sentencia le ha prohibido volver a colaborar con clínicas de fertilidad, bajo pena de 100.000 euros si vuelve a hacerlo. El juez ha ordenado, además, que se ponga en contacto con los centros donde haya donado esperma para que destruyan todas las muestras que conserven.
Este caso civil, cuya denuncia se interpuso por parte de ‘Donorkind’, una fundación que se dedica a unir a padres con hijos que nacieron de una inseminación artificial, pone fin a una incesante y preocupante siembra de su ADN: se estima que ha tenido entre 500 y 600 hijos en todo el mundo.
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Temen un incesto accidental
La sentencia señala que las continuas donaciones de esperma de Meijer violan el derecho a la vida privada de esos niños, cuyas posibilidades para establecer relaciones afectivas con otras personas pueden verse perjudicadas por el miedo a un incesto accidental. Es decir: el juzgado teme que dos hijos del mismo padre se enamoren, con el peligro que conlleva ante eventuales hijos frutos de esas uniones.
Aunque Meijer siempre aseguró que no tenía afán de negocio ni se consideraba un donante masivo, lo cierto es que ya en 2017 fue condenado a dejar de participar en esta actividad en los Países Bajos, donde se estima que ya había tenido 100 hijos.
En ese tiempo se ha hecho youtuber, donde mostraba una cierta pasión hacia las pseudoterapias y la autodenominada medicina alternativa.
Sin embargo, dado que siguió con esta particular ‘fiebre’ en otros países de todo el mundo, la citada fundación volvió a demandarle. Entre las pruebas que han llevado a su condena han determinado que tenía una intención potencialmente engañosa. Eso debido que en algunos casos ha usado nombres e identidades falsas en sus transacciones con los bancos de esperma a los que donaba