Redacción. El 16 de abril se conmemora el Día Mundial de la Conciencia sobre el Estrés, una fecha destinada a informar sobre los efectos de esta condición en la salud física y mental, y a promover estrategias de prevención y manejo adecuado.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo frente a una situación que representa una demanda o amenaza. Puede ser útil en momentos puntuales al ayudarnos a reaccionar con rapidez.
Sin embargo, cuando se sostiene de forma crónica, se convierte en un factor de riesgo para diversas enfermedades.
¿Qué es exactamente el estrés?
La médica endocrinóloga Laura Maffei lo define como una respuesta fisiológica, conductual y psicológica ante las exigencias del día a día. “Si bien su función adaptativa es fundamental, cuando se acumula sin vías de descarga adecuadas, puede volverse tóxico y perjudicial”, explica.
El estrés está presente en todas las etapas de la vida y afecta a cada persona de forma distinta. Algunas señales frecuentes incluyen:
- Dolores de cabeza
- Insomnio o dificultad para dormir
- Irritabilidad o cambios de humor
- Problemas digestivos
- Fatiga constante
- Tensión muscular
- Pérdida de concentración
- Alteraciones del apetito
- Sensación de agobio
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¿Qué lo provoca?
La neurocientífica Sonia Lupien propuso el modelo C.I.N.E. para entender qué factores suelen activar el estrés. Este acrónimo hace referencia a:
-
C: Falta de control
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I: Imprevisibilidad
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N: Novedad
-
E: Amenaza al ego (autoestima o sentido de competencia)
Cualquier situación que contenga uno o más de estos elementos puede activar el estrés, especialmente si no existen recursos personales o sociales para afrontarla.
¿Qué ocurre en el cuerpo?
El doctor Eduardo Stonski, del Hospital Italiano, explica que el estrés desencadena una liberación de adrenalina y otras sustancias que preparan al cuerpo para reaccionar. Esto puede provocar aumento de la frecuencia cardíaca, contracturas musculares, insomnio, entre otros síntomas físicos.
Además, el cuerpo produce cortisol, conocida como la hormona del estrés. El doctor Rolando Salinas, jefe de Salud Mental del Hospital Alemán, indica que esta hormona se libera como parte del eje hipotálamo–hipófisis–adrenal. Si bien su presencia es necesaria para adaptarse a situaciones de tensión, un nivel elevado y sostenido en el tiempo puede afectar el sistema inmunológico, cardiovascular y metabólico.
Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos de ansiedad y depresión aumentaron un 25 % en todo el mundo después del 2020, en gran parte debido a los efectos emocionales de la pandemia. La incertidumbre, la pérdida de rutinas y el aislamiento social intensificaron la exposición a factores estresantes.
¿Qué se puede hacer?
Reconocer el estrés a tiempo es clave para evitar que se vuelva crónico. Los especialistas recomiendan:
- Mantener hábitos saludables de sueño y alimentación
- Realizar actividad física con regularidad
- Incorporar técnicas de respiración, relajación o meditación
- Establecer límites laborales y personales
- Pedir ayuda profesional si los síntomas persisten o afectan la calidad de vida
El Día Mundial de la Conciencia sobre el Estrés es una oportunidad para reforzar la importancia de cuidar la salud mental como parte integral del bienestar. Reconocer y gestionar el estrés no solo mejora la calidad de vida, sino que también previene enfermedades y fortalece los vínculos personales y profesionales.
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