Redacción. Las paredes quedaron en pie, pero el cielo es ahora el nuevo techo de muchas casas en Ojo de Agua, una comunidad del municipio de El Triunfo, Choluteca, donde el fuerte temporal del martes pasado arrancó los techos de al menos 200 viviendas, dejando a cientos de personas sin abrigo.
Algunas familias lo perdieron todo en minutos. Otras apenas lograron rescatar algunas pertenencias antes de que las ráfagas de viento les arrancaran el techo y anegaran el interior de sus casas. En medio de la noche, con el agua entrando por cada rincón, tuvieron que salir corriendo a buscar refugio.
Evaluación en marcha
La Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) confirmó los daños y está brindando asistencia humanitaria a las personas afectadas. Melvin Rodríguez, comisionado regional, detalló que ya se realizó la Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades (EDAN), proceso que permitió levantar un registro de afectaciones para entregar la ayuda correspondiente.
“Muchas casas quedaron completamente destechadas. Ya estamos distribuyendo láminas de zinc, alimentos, kits de higiene, colchonetas y frazadas. Algunas personas fueron trasladadas temporalmente a un centro educativo que se habilitó como albergue”, informó Rodríguez.
La ayuda alimentaria está prevista para cubrir al menos 20 días, mientras las familias logran estabilizarse. Además, Copeco insistió en la importancia de reforzar las estructuras una vez se coloquen las nuevas láminas, para evitar que el viento vuelva a causar el mismo daño.
El peligro no ha terminado
El funcionario advirtió que la temporada de lluvias apenas comienza y que es clave que la población de zonas vulnerables siga los comunicados de alerta. Las lluvias podrían intensificarse y es vital que las comunidades estén preparadas.
“Les hemos explicado que es fundamental asegurar bien los techos nuevos. A veces, por querer instalar rápido, se deja flojo el amarre y se pierde todo de nuevo”, explicó Rodríguez.
A diferencia de otras zonas, en Ojo de Agua no se reportaron daños en cultivos. La mayoría de sus habitantes se dedica a la pesca artesanal, una actividad que también se vio limitada durante los días de temporal por el aumento en la corriente de ríos y quebradas, pero que no dejó daños estructurales.
Comunidad golpeada, pero no vencida
La escena en Ojo de Agua es dura, pero también hay movimiento, solidaridad y organización. Las familias afectadas están empezando a reconstruir lo que el viento les arrebató. Y aunque la amenaza climática continúa, no han perdido la esperanza.
Copeco reiteró que las líneas de emergencia están abiertas y que seguirán atendiendo cualquier necesidad derivada del evento climático. Por ahora, la prioridad es restablecer las condiciones mínimas de vivienda digna para quienes se quedaron, literalmente, con el cielo como techo.