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jueves, abril 18, 2024

¿Cómo inyectarle democracia al Partido Liberal?

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Luis Chávez
Caricaturista de Diario Tiempo

La ideología liberal sigue teniendo vigencia para la solución de los problemas de cualquier sociedad, en vista de su capacidad para regenerarse y adaptarse al paso de los tiempos, manteniendo inmutable el interés irreductible de proveer bienestar y libertad a cada individuo.

Quienes hoy ostentan el poder o la representación de los liberales del país, se han alejado de los principios más básicos del liberalismo y el conglomerado ha dejado de sentirse efectivamente representado por ellos.

Los liberales por convicción, los liberales de partido, los liberales de pensamiento, los libre pensadores que nunca han estado con el partido y los que no conocen las bondades del liberalismo pero coinciden en su pensar y actuar con sus principios, todos buscan espacios donde expresar su interés político, ya sea como votantes o en papeles más participativos, y entre esos espacios, el Partido Liberal no cuenta como opción primaria, y a veces ni siquiera como opción.

Urge dentro del partido el replanteamiento de la conducta, del mensaje y de la acción política en pos de los intereses de la juventud, el campesinado, los maestros, los jornaleros, los trabajadores, los profesionales, los pequeños empresarios, los artistas, los creadores, los niños, las mujeres, los ancianos, para que el pueblo vuelva a volcarse en favor de los representantes del liberalismo, pero esto es casi una quimera si las decisiones al más alto nivel siguen quedando en manos de quienes detentan el poder, pues aparentemente, su principal interés es el de utilizar a la masa que aún se mantiene firme con el partido (voto duro), para alcanzar sus cuotas de poder.

La lucha por cambiar el partido desde adentro se presenta monumental y a veces imposible, puesto que el partido arrastra nefastamente la imagen de estar coludido con el poder, en manos del partido opositor, de estar coludido con empresarios y poderes corruptos, de tener entre las filas miembros que no practican el liberalismo y sólo buscan satisfacer sus intereses, de ser un partido avejentado y de difícil trato con la juventud más dinámica, de ser un partido alejado de la modernidad de pensamiento y estructura, de estar manejado por viejos y anquilosados poderes que al no permitir la participación ciudadana en las decisiones más importantes contradice la idea de que el liberal debe ser siempre el partido más democrático.

Ante este panorama, la manera más práctica de luchar por recomponer la imagen y el accionar del partido desde dentro, es con la conformación de un movimiento que conjunte los anhelos de quienes profesan el liberalismo auténtico y sueñan con un partido apegado a esos principios.

Ese movimiento, forzosamente, si su aspiración es renovar y remozar el partido, debe atesorar como reglas las siguientes disposiciones:

1.     Debe ser democrático. Cualquier persona, independientemente de su profesión, apellido o estatus económico, puede aspirar a ocupar cualquier cargo de elección popular, siempre y cuando posea las características que la comunidad del movimiento considere necesarias para el buen desempeño de su labor.

2.     Debe ser inclusivo. Toda persona que comulgue con los principios del liberalismo puede formar parte de este movimiento aunque no cuente con una militancia comprobada dentro de la estructura del partido. De esta forma se le abren puertas a quienes con capacidad, decisión y entusiasmo pueden aportarle mucho al partido sin tener que pasar pruebas de tiempo que desmoralizan a muchos.

3.     Debe ser organizado. Es necesario que cada persona decidida a formar parte de un movimiento como éste, deba registrarse como miembro y dar fe de su compromiso con los valores y principios que el movimiento promueve. Esto con el fin de formar una base de datos que permita a la comunidad conocer a la totalidad de sus miembros.

4.     Debe ser participativo. Con el hecho de formar parte del movimiento, toda persona debe tener derecho a opinar sobre las diferentes decisiones que se tomen como comunidad.

5.     Debe ser justo. Nadie debe tener ganado un puesto o una designación por caerle bien a alguien o por herencia. La comunidad del movimiento debe desarrollar una dinámica para ir identificando a los líderes que pueden representar a todos en cualquier puesto y éstos deben ser aprobados por la mayoría del movimiento. Se puede invitar a personas de reconocido liderazgo a formar parte del movimiento pero éstos, en caso de aspirar a un puesto de elección, deben superar el escrutinio del movimiento.

6.     Debe ser reglamentado. El movimiento deberá estar claro que buscará alcanzar el poder con los mejores hombres y mujeres que dentro del movimiento se encuentren, y para ello deberá reglamentarse el método y los requisitos que todo aspirante a cargo de elección popular debe tener para representar al movimiento.

7.     Debe ser transparente. La comunidad del movimiento debe establecer parámetros para aceptar miembros y ninguno de ellos debería estar sujeto a cuestionamientos por su participación en actos reñidos con la ley o los principios del liberalismo. No deberían formar parte de este movimiento miembros o personas que apoyen el narcotráfico; personas que tengan cuentas pendientes con la ley; personas señaladas o juzgadas por actos de corrupción; personas que abanderen otras ideologías; extremistas; personas que hayan traicionado los principios liberales o que no representen para la comunidad elemento de cohesión ni abonen a la imagen del partido; miembros de organizaciones criminales reconocidas o no.
Todo miembro de este movimiento debería estar anuente a exponer su hoja de vida, pero sobre todo debe ser una obligación para quienes aspiren a representar al movimiento en cargos de elección popular.

8.     Debe ser horizontal. El movimiento no debe permitir cacicazgos ni liderazgos fundados en el poder económico, político o mediático. Los líderes que aparezcan en el seno del movimiento o por invitación expresa, deben someterse a la voluntad y escrutinio de la comunidad, puesto que se pretende que el principio de representatividad del colectivo se manifieste desde la conformación del movimiento hasta que los representantes hagan gobierno en el poder.

9.     Debe ser moderno. Debe buscarse la incorporación al movimiento de profesionales que abonen en esta materia para buscar métodos y formas de procesar y mantener eficientes bases de datos, métodos de votación inmediata y confiable, localización de miembros, desarrollo de estrategias,  escrutinio de líderes propuestos por el movimiento, acceso a información sobre el movimiento y temas de interés colectivo para el fortalecimiento del mismo.

10. Debe ser inspirador. Debe ser una máxima para los miembros poner en práctica sin condiciones cada una de las propuestas antes mencionadas, además de ser un ejemplo claro y personal de lo que un liberal formado debe ser, para atraer a todas las personas que comulguen con este ideario.

11. Debe ser formativo. Además de refrescar los conceptos que definen el ser liberal, se debe formar con el ejemplo, ya sea al interior del movimiento como cuando éste se pronuncie por algún tema o suceso determinado del país. Existe la probabilidad inmensa de que mucha gente llegue a simpatizar con el partido si ve y entiende en qué consiste ser liberal. El primer ejemplo debe ser con la acción.

12. Debe ser multiplicador. Si cada miembro comprende a cabalidad el fin, el método y los principios que rigen al movimiento, perfectamente puede ser un agente multiplicador al explicarle por sí mismo a cualquier interesado los objetivos que persigue la comunidad. De esta forma, el movimiento podría mantenerse en constante crecimiento sin la intervención obligada de líderes o miembros “prominentes”.

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