Redacción. El director de la Red Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (Coiproden), Wilmer Vázquez, reveló que en Comayagua se ha registrado un aumento de los casos de trata infantil.
«Es increíble que en la zona de Comayagua, que no parece, es donde hay mayor presencia de casos de trata infantil debido a la influencia masiva de turistas extranjeros», mencionó Vázquez para HRN.
La trata de niñas y niños, el abuso sexual, la explotación sexual, la utilización para la pornografía son una problemática que enfrenta no solamente Honduras, sino también la región centroamericana. Para Vásquez, la trata infantil se ha convertido en el segundo negocio más lucrativo de este narcotráfico.
«Es lamentable que hoy en día sigan existiendo grandes redes de trata de personas tanto nacionales o internacionales. Sin detallar que dentro de estas redes hay un incremento de efectivos militares, militares, políticos, hasta parlamentarios y expresidentes de países, que han salido como responsables de este tipo de delitos», detalló.
Zonas de Honduras donde se registran casos de trata de personas
Aparte de Comayagua, también hay otros lugares donde ocurren con frecuencia la trata de persona. La mayoría de los casos ocurre en los lugares turísticos de Honduras, en zonas que están más aledañas a las costas, «que puede haber mucha presencia de turistas y donde los adolescentes pueden estar en una situación de mayor vulnerabilidad».
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Ante la problemática, el representante del Coiproden recomendó a las autoridades a reforzar las unidades de investigación. Así como también en mejorar los mecanismos que las autoridades policiales implementan para realizar las diligencias en los casos de trata infantil.
¿Qué es la trata de persona o infantil?
La trata implica el ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o acogida de personas con fines de explotación, ya sea dentro del territorio nacional o hacia otros países. Es, además, un delito penalizado por la ley, sin importar si hay consentimiento o no de la víctima.
Entre las consecuencias psicológicas figuran depresión, trastorno por estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad. Así como también de trastornos somáticos, como dolor discapacitante o disfunción física.