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viernes, mayo 10, 2024

Colombianos y venezolanos, dos pueblos hermanos

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Félix Ovidio Cubías

Como ciudadanos del mundo, nos preocupa la situación política, económica y social que ha aflorado en la frontera entre Colombia y Venezuela, dos pueblos hermanos que históricamente han compartido una vida antes de las luchas libertarias de Simón Bolívar hasta nuestros días.

A partir de los años setenta y ochenta, miles de colombianos salieron huyendo de su patria que vivía situaciones de inseguridad, desempleo y crimen, sobre todo en las áreas rurales y se estima que cinco millones 600 mil colombianos viven en Venezuela legalmente, desde hace muchos años.

Entre las causas que se cree que estos colombianos se vieron obligados a salir de su patria están la pobreza, y los riesgos de una guerra interna entre las fuerzas armadas del gobierno colombiano, el movimiento guerrillero que formaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y miles de militares que fueron expulsados del Ejército, por constituir  una escoria para la institución castrense, este grupo, con entrenamiento militar formaron las fuerzas paramilitares, o sea visten uniforme irregular, con armamento similar al de las Fuerzas Armadas y su misión concreta era exterminar a la guerrilla, y desde luego a todo ciudadano progresista que surgiera en el país además de ser el brazo armado de los narcotraficantes.

Las FARC con más de 50 años de existencia, en franca lucha armada contra el gobierno con la idea de que de esa manera podrían llegar al poder, lo que en la práctica ha resultado ser un derramamiento de sangre de miles de colombianos inocentes y hoy en pleno sigo XXI estén sentados en la misma mesa construyendo la paz, en Cuba,  y de esa manera ponerle fin al conflicto, para luego, en acuerdos que se darán, estos comandantes guerrilleros de hoy puedan ser los diputados y senadores del futuro y los 50 años de lucha fratricida será una  historia triste del pasado que nadie deseará recordar.

El  propósito de la paz en Colombia no será fácil de lograr porque, elementos de la ultraderecha como el expresidente Álvaro Uribe se oponen y con los recursos que tiene a su favor la poderosa oligarquía nacional y los grupos paramilitares que suman más de 40 mil hombres, ahora reorganizados, como los urabanos, las águilas negras, los usuga, los paisas y los rastrojos, todos ellos seguirán oponiéndose al plan de paz del presidente Juan Manuel Santos, contando en la actualidad con un refugio seguro en territorio venezolano, violando la soberanía del país, integrados en mafias, del crimen organizado, para el contrabando, el sicariato y el tráfico de drogas, atendiendo diariamente el contrabando de gasolina, medicinas, alimentos y dólares desde Venezuela hacia territorio colombiano.

Al principio de esta crisis en la frontera, el  expresidente colombiano Ernesto Samper señalo que el problema social que se ha dado en la frontera es debido a la presencia de grupos armados, llamados paramilitares de Colombia, aseveración que no fue del agrado de muchos colombianos, pero es parte de la realidad. Por otro lado, la Organización de Estados Americanos.

(OEA) en reciente discusión sobre el caso, decidieron no participar en ese tema y por mayoría acordaron que fueran los mandatarios a un diálogo para dirimir estas dificultades por la vía diplomática, la vía civilizada de nuestros tiempos.

Está probado que los pueblos huyen de sus países por razones de miseria, inseguridad y desempleo, allí están los casos de Haití y República Dominicana, lo que está pasando en Europa donde africanos y de Medio Oriente han invadido por miles estos países, y hombres, mujeres y niños han pasado peripecias en el mar muriendo muchos en su desesperación por lograr una vida mejor.

Aún aquí mismo en la frontera de EEUU con México, son miles los deportados a sus países de origen. Entendemos que los gobiernos deben de resguardar sus fronteras para que estas situaciones no se repitan, para ello deben de crearse condiciones de bienestar y seguridad para los residentes y que no sean instrumentos del contrabando, el negocio  ilícito y, sobre todo, víctimas de criminales como los grupos de paramilitares colombianos que se han instalado con todas las comodidades del buen vivir ilegalmente en territorio venezolano.

De una manera objetiva y responsable decimos que es tiempo de pasar de la intoxicación mediática al juicio sereno y verdadero, ya que esta es usada por los enemigos de los pueblos que hacen fervientes llamados al  odio, para satisfacer sus intereses. Allí está el caso de Álvaro Uribe en Colombia, y la llamada oposición en Venezuela que aprovechan cada minuto para levantar sus mensajes de desprestigio, en este caso, contra los gobernantes.

Hacemos votos sinceros porque los caminos de la diplomacia, la del diálogo franco, respetuoso y de amigos, entre pueblos hermanos, sea la vía para la solución de este problema que no debería existir en pleno Siglo XXI tomando en cuenta que los únicos afectados son los pueblos.

Ovidiocubias2001@hotmail.com      

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