Diversos medios de Europa especializados en deporte develarán el fraude que existe detrás de los contratos y actividades comerciales de los futbolistas.
Esto se hará a partir de los más de 18 millones de documentos que entregó el sitio Football Leaks, dedicado a hacer pública la información confidencial.
Una de las vías más propicias para realizar fraudes, evadir impuestos, y así acrecentar ganancias, son los negocios que se realizan en torno de los derechos de imagen de las figuras.
Pero, ¿Cómo funciona este entramado?
En España, son varios los jugadores de primer nivel que han estado envueltos en escándalos por la cesión de sus derechos de imagen.
En la lista figuran desde los argentinos Messi y Mascherano, hasta el camerunés Eto’o, Xabi Alonso y el brasileño Adriano.
El más reciente sospechado de fraude es Cristiano Ronaldo
Cada vez que una marca, entidad u organización quiere utilizar la imagen de un futbolista con fines comerciales, debe abonar un costo al dueño de la misma.
Generalmente, los deportistas ceden la gestión de los derechos de su imagen a una sociedad creada para tal fin.
En el caso de España, para evadir los impuestos que cobra la Hacienda, las figuras crean sus propias sociedades intermediarias «fantasmas» en el extranjero, muchas veces en países conocidos como paraísos fiscales.
Se trata de empresas que no tienen otra actividad más que la gestión de esos derechos de imagen que negocian con diversas compañías y con los propios clubes.
Aunque muchas veces estas sociedades no son declaradas en España -lo que constituye un delito-, en otras ocasiones los jugadores sí informan de su existencia al fisco.
Es la oficina de Hacienda la que se encarga de investigar las transacciones en torno de los derechos y de comprobar si los montos de dinero que se manejaron se corresponden con los precios de mercado.
En caso de detectar alguna anormalidad, la agencia estatal tiene la potestad de reclamar el pago de más impuestos.
El periódico español El Confidencial, reveló que Cristiano Ronaldo ha utilizado durante años una empresa de Irlanda para explotar sus derechos de imagen y canalizar a través de ella los ingresos millonarios que obtiene.
El portugués se convierte así en el nuevo sospechado de esta trama de negocios poco transparentes que rodean al mundo del fútbol.
