¡Inicia la cuenta regresiva! Rusia que, días atrás, sorprendió al anunciar un fármaco efectivo contra el coronavirus, ahora promete al mundo que en tres meses iniciará la producción masiva de una vacuna contra la COVID-19.
En información brindada a medios internacionales, Tatiana Gólikova, viceprimera ministra de Rusia, reveló que las pruebas clínicas de las vacunas serán en julio. Luego procederán al registro estatal en agosto y la producción arrancará en septiembre.
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Asimismo se conoció que el encargado del proceso será el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamalei; el cual recibe el nombre de un famoso virólogo ruso soviético y trabajará en cooperación con el Ministerio de Defensa.
Mijaíl Murashko, ministro de Salud, se refirió al tema y aclaró que «una vacuna es un medicamento», por lo cual, él espera que «en el mercado aparezcan varios».
«Vemos que, en general, en el mundo ya se han formado los grupos. Los prototipos que siguen aproximadamente direcciones parecidas, y que apuestan por distintos tipos de vacunas. Eso está muy bien», apuntó el experto.
Rusia, actualmente, registra 519.458 casos, 6.819 muertes y 274.128 recuperados.
Murashko agregó que cada eventual vacuna tendrá su propio plazo de protección del organismo contra la COVID-19. De momento, no se sabe cuánto tiempo durará su eficacia.
Cabe destacar que, además de sus planes de producir masivamente una vacuna, y ponerla a disposición de todos los países, ya logró encontrar un fármaco efectivo que ayuda a los pacientes contagiados en su recuperación.
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El Afivavir es efectivo en el 90 % de los casos y empezó a usarse en los hospitales, como tratamiento, desde el 11 de junio. Rusia prometió que al cubrir su demanda interna, el antiviral desarrollado en Japón será exportado a Latinoamérica; uno de los más afectados.
¿El Afivavir forma parte de la vacuna?
La respuesta es no. El Afivavir es un fármaco y su eficacia se calcula por los resultados en las personas ya contagiadas. Mientras que las vacunas experimentales se aplican a personas sanas que luego se exponen al virus.
El proceso requiere de observación. Si la persona a la que aplicaron la vacuna no se contagia, los científicos pueden considerar su invento como exitoso.
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«Por regla general, las vacunas experimentales son probadas en miles de personas que residen en zonas de contagio. Aunque también es común que estos estudios involucren a unas decenas de voluntarios», afirma el medio RT.
De acuerdo a los resultados, los investigadores decidirán si la vacuna tuvo éxito o debe suspenderse el periodo de prueba y probar con una nueva.
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