La situación en Rusia no pinta nada bien, pese a que su presidente fue contundente desde que el coronavirus llegó a su territorio: «Los que deban morir, morirán», dejó claro el médico que dirige la lucha contra la pandemia, una frase que queda inmortalizada y más allá de la polémica que causa, parece apuntar a que todo se está descontrolando.
Los dos primeros casos de COVID-19 fueron reportados el 31 de enero de 2020 en Tyumen y Tchita, Krai de Transbaicália. Ambos eran ciudadanos chinos, que ya se recuperaron.
Vladimir Putin, presidente de Rusia, al saber del crecimiento exponencial de los contagios decretó una semana de cuarentena, con trabajo pagado y la advertencia de 7 años de cárcel para quienes incumplan. La medida se extendió y recientemente anunciaron su plan hacia el desconfinamiento.
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Actualmente, Rusia es el segundo país del mundo con más contagios de COVID-19, solo superado por Estados Unidos. Sus cifras son de 317 mil casos positivos, 3.099 muertes y 92.681 recuperados de coronavirus, según la Universidad Jonhs Hopkins.
Pese a esas cifras, su plan hacia una «nueva normalidad» está en marcha. Sí, Putin decretó el fin de los «días no laborables pagados» que funcionaba en todas las regiones desde hace semanas. Pero aclaró que la lucha contra la pandemia del COVID-19 continúa.
La crisis económica en Rusia fue evidente con la caída del precio del petróleo, que conforman el 30 % del Producto Interno Bruto (PIB). Sus líderes se vieron en la obligación de reactivar el país y recuperar las pérdidas.
La preocupante frase de Alexandr Myasnikov
Alexandr Myasnikov, nombrado como principal vocero ante la pandemia de coronavirus, realizó controversiales declaraciones sobre la mortalidad de la enfermedad, en la jornada en que el país registró un nuevo récord diario de muertes.
«La infección causará su efecto y todos la tendremos. Aquellos que deban morir, morirán. Todos mueren», declaró en una entrevista con un presentador afín al Kremlin.
«Incluso si llegase a ser coronavirus, ¿y qué?», se preguntó. Según explicó, es necesario hacer un test para, en caso de ser positivo, evitar contagiar a otros, pero dijo que el país se quedaría sin exámenes «si todos corren a chequearse después de cada estornudo».
Ante la polémica que causó su declaración, Myasnikov aseguró que lo sacaron de contexto y que su única intención es dar calma a los que sufren incertidumbre y miedo.
“No hay necesidad de perder energía y destruir la mente con el pánico. Todos somos mortales”, escribió en sus redes sociales, donde tiene cientos de miles de seguidores.
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