Redacción. Más de 5 mil conductores de unidades de transporte público han muerto de manera violenta, a manos de miembros de estructuras criminales en los últimos 14 años (2010-2024) en Honduras y Guatemala, debido al flagelo de la extorsión.
Según análisis de expertos, ser conductor de buses o taxis, tanto en Honduras como en Guatemala se ha convertido en los últimos años en un oficio de alto riesgo. En su mayoría, esta labor la realizan hombres en edad joven.
Uno de los casos más recientes en Guatemala sucedió a finales de agosto. Sicarios armados y a bordo de una motocicleta, lo sorprendieron y atacaron a disparos hasta quitarle la vida, cuando tan solo llevaba 10 kilómetros recorridos. Tras el hecho, los pasajeros alertaron a las autoridades y compartieron imágenes en redes sociales.
Un cobro masivo
Esta es una situación recurrente en las calles y carreteras de Honduras y Guatemala, donde los conductores salen a trabajar con miedo y no cuentan con el apoyo ni de las autoridades y sus patronos. Estos últimos en ocasiones se niegan al pago de la extorsión que cobran maras y pandillas.
Durante años, las maras y pandillas se han extendido por barrios y colonias de ambos países. Estas estructuras las conforman jóvenes y adultos, y su manera de operar es el asesinato, extorsión, amenazas a muerte y persecución.
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Debido al incesable flagelo de parte de estos grupos criminales, múltiples empresas de transporte en los dos países se han visto obligadas a cerrar sus operaciones. Dicha situación también afecta a los usuarios diarios del servicio.
Múltiples muertes desde 20210
Para el caso de Honduras, la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) contabilizó que entre 2020 y 2024, unos 2,300 personas vinculadas al rubro del transporte murieron de manera violenta en el país.
En el mismo periodo de tiempo, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras (Conadeh) de Honduras, contabilizó que 1,140 conductores de taxis, mototaxis y buses perdieron la vida de forma violenta en el país.
Por su parte, en Guatemala entre 2010 y 2014 su procuraduría local sumó 2 mil homicidios en contra de personas ligadas al transporte público. De ellos 640 eran conductores de buses extraurbanos que atravesaban el país.
Temor en medio de la necesidad
Un conductor de taxi en Tegucigalpa, identificado como Juan José, contó a la agencia EFE que su profesión se ha vuelto «peligrosa», derivado de la violencia y cobro de extorsión de parte de grupos organizados.
«Es preocupante la cantidad de compañeros que nos matan todos los meses, eso nos tiene de rodillas, porque no sabemos qué hacer ni a quién recurrir para encontrar una solución», indicó, agregando que labora en el sector desde hace 20 años.
Por su parte, Jorge, un taxista en los municipios aledaños a la capital de Guatemala, señaló que, «he pagado extorsión casi toda mi vida (…) No hay atención del Gobierno, lo que nos toca es respaldarnos como gremio e incluso nos organizamos para pagar el impuesto de forma grupal, cada semana, según el acuerdo que tengamos con ellos.
En Honduras, muchos taxistas han muerto de manera violenta a manos de maras y pandillas, debido a que los dueños de las unidades se niegan a pagar extorsión o porque no están dispuestos a pagar más dinero.
Desplazamiento por el desempleo
Elsy Reyes, coordinadora de la Defensoría de Movilidad Humana del Conadeh en Honduras, resaltó que muchos conductores de transporte, se ven obligados a desplazarse forzosamente ante esta situación y para proteger su vida.
«Se ha identificado que los transportistas son una de las poblaciones con alto desplazamiento forzado, debido a las amenazas y atentados que sufren cuando «no pagan la extorsión».
Desde el 2016, este ente hondureño ha atendido unas 300 denuncias de transportistas que han manifestado estar en riesgo o ser víctimas del desplazamiento forzado.
Entre tanto, en Guatemala, la Gremial de Transporte Extraurbano denunció que durante 2024 unos 500 choferes y ayudantes decidieron dejar sus puestos de trabajo ante la amenaza de morir asesinados en sus rutas de trabajo. En ese país, el flagelo cuesta unos 600 millones de dólares anuales y que pagan 1,500 unidades de diferentes empresas que operan en toda la ciudad.