Redacción. En un esfuerzo por revertir la preocupante caída de su tasa de natalidad, China anunció la implementación de un sistema nacional de subsidios al cuidado infantil.
A partir de ahora, las familias recibirán 3,600 yuanes anuales (unos 500 dólares) por cada niño menor de tres años. Esta se convirtió en una medida diseñada para aliviar los elevados costes de la crianza.
Este nuevo plan oficial, publicado por el Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y el Consejo de Estado, se aplicará a los niños nacidos a partir del 1 de enero de 2025, así como a aquellos nacidos antes de esa fecha que aún no hayan cumplido los tres años. El subsidio estará exento de impuestos y no afectará otras ayudas sociales. Además, podrá solicitarse de forma digital o presencial por uno de los padres o tutores legales en el lugar de empadronamiento del menor.
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Crisis demográfica
Las autoridades chinas han dejado claro que el objetivo primordial de esta iniciativa es «reducir eficazmente los costes de tener y criar hijos«. Además, buscan edificar un entorno social que favorezca la natalidad. Esta estrategia llega en un momento crítico, ya que el país asiático enfrenta una marcada disminución de nacimientos y un rápido envejecimiento de su población.
La financiación de este programa provendrá principalmente de la Administración central, que ha establecido un fondo de transferencia para asegurar el pago básico a nivel nacional, aunque los gobiernos locales tendrán la opción de complementar el monto con sus propios recursos. Para garantizar la correcta utilización de los fondos y prevenir fraudes, el plan oficial detalla que se realizarán inspecciones aleatorias.

Esta medida se suma a una serie de políticas impulsadas en los últimos meses para contrarrestar la crisis demográfica de China, cuya población ha decrecido durante tres años consecutivos y ostenta una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo.
Las autoridades buscan reforzar el apoyo a las familias con hijos, mejorar los servicios de cuidado infantil y promover un entorno más propicio para la natalidad, ante los altos costes y la reticencia de muchas parejas jóvenes a tener descendencia. Expertos locales advierten que, sin un sistema integral y sostenido de incentivos, los esfuerzos actuales podrían ser insuficientes para revertir la tendencia demográfica negativa.