CURIOSA. Julia Wandelt, la joven polaca de 21 años que el pasado mes de febrero aparecía en todos los medios de comunicación asegurando que podía ser Madeleine McCann, sigue insistiendo en que su pasado está difuso y que cree que ha podido ser una niña secuestrada.
En la cuenta de Instagram que creó para hacerse oír, a la que llamo ‘YosoyMadeleineMcCann’ en inglés, adjuntó varias fotografías comparativas y difundió vídeos en los que aseguraba que tenía pruebas suficientes para creer que podía ser la niña desaparecida en Portugal en 2007.
A pesar de que los padres de Maddie accedieran a hacerse una prueba de ADN que confirmara si se trataba de su hija, tanto la Policía británica como polaca han desmentido que se trate de la pequeña.
A su argumento también se han sumado los padres adoptivos de Julia, que aseguran que su hija ha intentado conseguir fama en ocasiones anteriores a través de la música e incluso de la industria pornográfica, y que este es un intento más.
Han confirmado que le han hablado en numerosas ocasiones de su pasado y que conoce a su familia biológica aunque ella no lo reconoce. Han indicado, también, que Julia tiene problemas de salud mental y se niega a tratarlos.
Por su parte, el investigador Francisco Marco, exdirector de la agencia catalana Método 3, que en su día trabajó para los McCann, ha llevado a cabo un estudio biométrico a las fotografías de Julia y Madeleine y afirma que, según los resultados, son dos personas distintas.
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Los argumentos de Julia
Hasta la fecha, un centenar de chicas han reivindicado ser Madeleine McCann. Sin embargo, ninguna ha tenido la repercusión mediática que ha conseguido la joven polaca residente en Alemania, Julia Wandelt.
Los principales argumentos de Julia son, en primer lugar, que es una chica adoptada. Y, según su versión, su familia no quiere contarle nada de su pasado ni mostrarle su partida de nacimiento.
Además de esto ha aportado imágenes donde se puede ver que tiene pecas en los mismos sitios que la niña británica, al igual que presenta una mancha en el ojo derecho, en el iris, igual que la que tenía Maddie, aunque la suya es más sutil.
Por otro lado, ella insiste en que tiene problemas de memoria y que sus recuerdos de la infancia son muy borrosos, fruto del estrés postraumático al que dice que fue sometida.
En cambio, asegura poder rememorar una imagen que sería definitoria: «Se trata de unas vacaciones en un lugar cálido donde había una playa y edificios blancos o de colores muy claros con apartamentos. Recuerdo que vi tortugas en la playa. No veo a mi familia en este recuerdo». Algunos expertos han apuntado que es difícil ver tortugas en la arena de las playas del Algarve en mayo porque están repletas de personas.
En 2018, los padres de Julia la llevaron a un centro psiquiátrico para menores y ella asegura que no recuerda casi nada de esto.
En su contra también juega su edad, puesto que Madeleine tendría actualmente 19 años y Julia, 21. Pero, según ella, su familia le podría haber mentido sobre ese dato.
Ahora, dice ser otra niña secuestrada
Hace poco, Julia reconoció tímidamente que igual »no era Madeleine», pero que era una niña secuestrada y que no iba a parar hasta descubrir sus verdaderos orígenes.
Actualmente la joven se encuentra en Estados Unidos, junto a su representante, la médium y detective Fia Johansson, después de que le cerraran su perfil de Instagram. La chica tuvo que huir de su país debido a todas las amenazas de muerte que estaba recibiendo.
Al parecer están esperando a que se puedan llevar a cabo las pruebas de ADN mientras la chica sigue manteniendo su discurso de que tiene todo tipo de pruebas, fotos, vídeos, audios. Ella asegura que todo eso podría esclarecer el pasado de la chica.