México deporta a 9 de cada 10 centroamericanos que van a EEUU

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Las autoridades devolvieron al 96% de los guatemaltecos, al 92% de los hondureños y al 87% de los salvadoreños indocumentados detenidos entre enero y abril, según cálculos de Univision Data con base en cifras oficiales.

Los miles de centroamericanos que huyen de la violencia e intentan llegar a Estados Unidos deben atravesar un muro invisible mucho más cerca de casa: la frontera sur de México.

Nueve de cada 10 ciudadanos de El Salvador, Guatemala y Honduras presentados ante una autoridad migratoria en México fueron deportados en los primeros cuatro meses de este año, de acuerdo a un análisis de Univision Data con base en cifras de la Secretaría de Gobernación.

En ese período, 43,506 ciudadanos de las naciones que conforman el llamado Triángulo Norte fueron devueltos a sus países desde territorio mexicano, reflejaron las cifras.

“El Instituto Nacional de Migración (INM) lo que hace muy bien es detener y deportar”, consideró Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración. “Si en México te detienen, tu posibilidad de recibir algún tipo de apoyo, de solicitar asilo, es muy bajo”, aseguró.

Los guatemaltecos detenidos tras ingresar a México en forma irregular fueron los más deportados (96%) entre enero y abril de este año, seguidos por los hondureños (92%) y los salvadoreños (87%), reflejaron los cálculos realizados.

Este alto porcentaje de deportación ha sido constante en el período analizado –enero a abril– desde el 2013, el año desde el que aparecen cifras desglosadas en el portal de la Secretaría.

Incluso, la tasa se mantuvo en el 2015, cuando casi se duplicó la cantidad de inmigrantes indocumentados detenidos procedentes de esos tres países de América Central.

Ese año, México puso en marcha un operativo conocido como el Plan Frontera Sur, que elevó los recursos del INM tras la crisis en la que 68,541 niños migrantes fueron detenidos tras llegar solos a Estados Unidos en 2014.

ESCAPANDO DE LAS MARAS
“Por eso le paga el Gobierno norteamericano al Gobierno de México. Por eso existe el INM, para estar al servicio de Estados Unidos y ser como una agencia gringa, para estar deportando a cuanto migrante se le ponga enfrente”, denunció Alberto Solalinde, un sacerdote que ayuda a los inmigrantes centroamericanos que llegan al país y quien ha criticado las políticas migratorias mexicanas.

El religioso contó a Univision Noticias que en las últimas semanas han ayudado a unos 50 niños y adolescentes que abandonaron sus casas agobiados por la amenaza de la violencia enquistada en las naciones del Triángulo Norte.

De Centroamérica a Estados Unidos
La travesía generalmente empieza en el río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, donde decenas de personas cruzan cada día en improvisadas embarcaciones.

Un refugio, llamado «La 72», es dirigido por hermanos franciscanos y es la primera parada para miles de inmigrantes. Aquí espera la hondureña Blanca Lidia Valenzuela, de 61 años, quien viaja a México dos veces al año para buscar a su hijo Manuel Hernández Valenzuela, desaparecido en 2003 durante la travesía a Estados Unidos.

El refugio localizado en Tenosique, recibe a familias enteras que desde Centroamérica intentan llegar a EEUU. «El tiempo, las personas migrantes, la delincuencia común y organizada, las atrocidades que cometen las autoridades migratorias, nos han indicado el camino para ya no sólo brindar ayuda humanitaria», dice en su sitio web el refugio «La 72».

Formado por sacerdotes franciscanos y por un cuerpo de voluntarios, el sitio de internet del refugio “La 72” explica que buscan restituir los bienes «a los pobres y excluidos, que son nuestros maestros y señores”, parafraseando a San Francisco de Asís.

“No será la nuestra solo una casa, un albergue, queremos que sea un verdadero hogar donde las y los migrantes encuentren no solo el lugar para descansar, curar sus heridas, comer, dormir, sino también puedan ser escuchados, consolados, atendidos espiritualmente, donde puedan ser orientados y asesorados jurídicamente. Un refugio, un espacio para protegerlos de los victimarios sean delincuentes, criminales o autoridades civiles”.

En medio de una pausa en la travesía, un migrante hondureño entretiene al hijo de un compañero delante de un mapa de México que muestra las rutas de tren que conducen al norte.

Del refugio los migrantes van a la estación de Tenosique a tomar el tren al norte. “La Bestia”, como son conocidos estos ferrocarriles, hacen un largo y peligroso viaje a través del país hasta la frontera con EE.UU, pasando obligatoriamente por la Ciudad de México.

Otro punto para tomar el tren es Arriaga, donde aborda este grupo de centroamericanos en agosto de 2013. El trayecto continúa generalmente hacia Estación Lechería, en Ciudad de México. De ahí, los migrantes toman cualquiera de los trenes hacia distintos puntos en la frontera norte de México: Tijuana, Ciudad Juárez o Matamoros, con la esperanza de poder desde esos lugares cruzar a Estados Unidos. Foto: John Moore/Getty Images | Univision

La parte superior del tren es controlada por bandas que extorsionan a los viajantes, en su mayoría de origen centroamericano. Menores sin sus padres y familias enteras hacen esta travesía que puede terminar en una caída, la pérdida de extremidades o la muerte.

Un grupo de familias centroamericanas logra cruzar la frontera el 14 de abril de 2016, en Roma, Texas. La travesía podría terminar en una petición de asilo si son sorprendidos por las autoridades estadounidenses.

Luego de cruzar el Río Grande, entre México y Estados Unidos, y al ser sorprendidos por las autoridades fronterizas, los migrantes centroamericanos deben quitarse los cordones de los zapatos antes de su traslado a centros de detención para evitar que los usen como arma de estrangulamiento.

“Ha habido un deterioro, no solo económico, sino también de la violencia (…) que ha hecho insostenible la situación de algunas familias con adolescentes, porque los están urgiendo para que se metan a las maras. Y ellos no quieren”, relató Solalinde. “Ahora salen porque no pueden quedarse en sus lugares de origen, sobre todo en Honduras y El Salvador».

A pesar de que el sacerdote les brindó ayuda, de esos 50 menores, la mitad continuó su viaje hacia Estados Unidos para reunirse con algún familiar. Los migrantes de América Central seguirán llegando por miles, consideró, hasta que no mejoren las condiciones de vida en sus lugares de origen.

Entre enero y abril de este año, 9,636 menores procedentes de América Central fueron detenidos en México. El 85% de ellos fue devuelto a su país tras haber sido presentado a la autoridad migratoria, mostraron los cálculos.

Este porcentaje es levemente inferior al del mismo lapso del año pasado, cuando fue deportado el 95% de los 9,703 menores centroamericanos aprehendidos.

“Hace 10 años, cuando hicimos entrevistas a la mujeres en estaciones migratorias, muchas de las mujeres dejaban a sus hijos chiquitos con algún familiar. Hoy día, lo que estamos viendo es que no los están dejando atrás. Dicen: ‘no los puedo dejar, es peligrosísimo’”, destacó Kuhner del Instituto para las Mujeres en la Migración.

¿POR QUÉ NO PIDEN PROTECCIÓN EN MÉXICO?
Pedir asilo o protección no suele ser la solución para ellos. “Toda la parte de protección es muy difícil porque hay una instancia que se llama la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) que tiene un presupuesto muy muy bajo. Tienen poca presencia”, dijo Kuhner.

La capacidad de la comisión gubernamental para los refugiados se queda corta frente a la enorme estructura del Instituto Nacional de Migración, resaltó Kuhner.

“Si una persona llega a un albergue y nunca ha tenido contacto con el INM, si decide no seguir su viaje (hacia Estados Unidos), ahí sí tenemos muchísima más oportunidad de apoyarles para que soliciten asilo”, debido a que están fuera del proceso de detención, detalló.

El migrante tiene 15 días para solicitar asilo y, luego, la COMAR tiene 45 días para entrevistarlo y analizar su pedido

“El porcentaje de solicitudes aceptadas está aumentando, pero sigue siendo una población muy pequeña la que tiene acceso al procedimiento”, dijo Kuhner.

El año pasado, por ejemplo, 1,560 hondureños pidieron asilo, de los cuales 377 lo recibieron, según cifras de la COMAR. Sin embargo, 505 de los hondureños que lo habían solicitado desistieron de continuar con el procedimiento a medio camino.

Peticiones de asilo de los migrantes del Triángulo Norte en 2015Los inmigrantes que quieran solicitar la condición de refugiado deben hacerlo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. Pero lo hace apenas una fracción de los que llegan.

“La gente se cansa, se frustra, las condiciones son muy difíciles y muchas veces acaban desistiendo de sus solicitudes porque tardan demasiado. Prefieren regresar a sus países y luego volver a intentarlo”, dijo Kuhner.

Fuente: Univisión Noticias