REDACCIÓN. En el corazón de Tegucigalpa, un grupo de aficionados al fútbol decidió hacer algo más que apoyar desde las gradas. Erick Luna fue el motor detrás de esta iniciativa que, desde su fundación en 1996, ha evolucionado hasta convertirse en un ejemplo de solidaridad y compromiso social en Honduras.
Hoy, la Barra Organizada Real España Tegucigalpa (BORET) va más allá de una barra deportiva: es un movimiento de cambio que toca las vidas de miles de hondureños a través de actividades que van desde celebraciones y entretenimiento a entregas de alimentos.
Todo comenzó como un grupo de entusiastas del equipo Real España que querían apoyar a su club cada vez que jugaba en la capital. Sin embargo, lo que empezó como un acto de lealtad deportiva pronto se transformó en una misión con propósito.
«Nuestra evolución fue muy positiva; nos consolidamos como la tercera fuerza como afición en la capital», recuerda Erick Luna. En 1999, inspirados por las actividades sociales de la barra en San Pedro Sula, BORET comenzó a extender su alcance a la niñez hondureña.
Erick asegura que su mayor inspiración han sido los niños. «Aprovechamos nuestra estructura y organización para apoyar a través del fútbol a la niñez del país», explicó. Esta visión llevó a BORET a desarrollar actividades que, con el tiempo, trascendieron las fronteras de Honduras, llevando su mensaje de solidaridad hasta Medellín, Colombia, en 2024.
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Una organización comprometida
Actualmente, BORET cuenta con 40 socios activos que trabajan incansablemente en 15 de los 18 departamentos de Honduras, llegando a comunidades vulnerables con proyectos que van más allá del fútbol. Su casa matriz está en Tegucigalpa, pero su alcance se extiende desde zonas protegidas como Mixcure en Intibucá, hasta ciudades más desarrolladas. «Hemos visitado más de 100 comunidades. Recibimos varias solicitudes cada año y tratamos de cumplir con la mayoría ya que nuestros fondos son propios», señaló Erick.
Los recursos para estas actividades provienen del compromiso de los socios y del apoyo de aliados estratégicos. La organización ha logrado consolidar 11 proyectos emblemáticos, entre ellos «Mega Sonrisa», «Yo Decido» y «Quiero Ser». Cada uno de estos programas responde a necesidades identificadas a lo largo de los 25 años de trabajo de BORET, como explica Erick: «Creamos los proyectos según las necesidades que fuimos encontrando. Cada actividad nos ha permitido fortalecer nuestro compromiso con las comunidades».
Un deporte que une
El fútbol ha sido una constante en la vida de Erick Luna. Creció en el barrio Morazán, donde sus días de infancia giraban en torno a «potras» con una pelota de plástico. Este amor por el deporte no solo lo conectó con Real España, sino que también le dio las herramientas para entender el poder del trabajo en equipo. «El fútbol une y motiva. Aunque la mayoría de los socios son aficionados del Real España, muchos voluntarios de otros colores deportivos se han sumado a nuestra causa por el impacto positivo que generamos», comentó.
Para Erick, los momentos más emotivos se dan cuando ven las sonrisas de los niños al recibir el apoyo de BORET. «En esos momentos no vemos colores deportivos. Lo más importante es ayudar; eso es nuestra mayor motivación«, confesó.
La trayectoria de Erick Luna como presidente vitalicio de BORET ha estado llena de aprendizajes. «He fortalecido mi don de ayudar y he aprendido que no es necesario tener grandes cantidades de dinero para hacer el bien. Todo depende del trabajo en equipo», afirmó. Sin embargo, no todo ha sido fácil. En dos ocasiones, Erick estuvo a punto de renunciar debido a momentos complicados en su vida personal y a la falta de recursos para continuar con las actividades de la organización.
Uno de los momentos más difíciles ocurrió cerca de la Navidad, cuando BORET no tenía nada para realizar su tradicional Mega Sonrisa en el Materno Infantil. Fue su hermano quien lo motivó a seguir adelante. «Me dijo: ‘No dejes de hacer eso; los niños siempre esperan que lleguemos’. Esas palabras me hicieron reflexionar y en dos semanas ya teníamos todo para el evento», recuerda con gratitud.
Legado
Erick tiene una visión clara para el futuro de BORET: convertirla en la organización no gubernamental de desarrollo (ONGD) referente en Honduras, pero además trascender fronteras. Para lograrlo, planea fortalecer económicamente los proyectos actuales y futuros, trabajando siempre en equipo.
Cuando se le preguntó cómo le gustaría ser recordado, Erick respondió con humildad: «Espero que algún día se cuente mi historia completa, de aquel niño de familia humilde que, sin tener un apellido influyente, abrió camino con trabajo, perseverancia y honestidad. Quiero que mi ejemplo sirva de inspiración para otros niños que quizás están en la misma situación que yo estuve y que ahora puedo decir: ‘lo estamos logrando'».
Luna se ha mostrado satisfecho y agradecido con la labor de los voluntarios. «Agradezco a todos los que han sido parte de BORET en estos 29 años y por depositar su confianza en este servidor», concluyó.
BORET no solo es un testimonio del poder del fútbol para unir comunidades, sino también un ejemplo de cómo la pasión y la perseverancia pueden transformar vidas. Erick Luna ha demostrado que, con voluntad y trabajo en equipo, es posible llevar esperanza y alegría a quienes más lo necesitan.
Dato: Desde su creación, BORET ha llevado sonrisas a más de 100 comunidades en Honduras, impactando la vida de miles de niños y familias.
Frase: «Nunca dejen de seguir sus sueños, por más difícil que parezca el camino. La perseverancia, el trabajo en equipo y el amor por lo que hacemos son la clave para construir un mundo mejor».
