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sábado, abril 19, 2025

Carolina y Eradio, la pareja hondureña que cambia vidas desde EE. UU.

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REDACCIÓN. Desde hace más de 30 años, Carolina Jovel y Eradio Alvarenga hicieron de Miami su hogar, pero jamás permitieron que la distancia enfriara el amor que sienten por su tierra natal: Honduras.

Con una humildad que emociona y un corazón rebosante de empatía, esta pareja de hondureños ha dedicado los últimos cinco años a una causa noble: recaudar y enviar donaciones a hospitales, iglesias y comunidades necesitadas en el país que los vio nacer.

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Esta pareja ayuda a los niños con útiles para la escuela.

Su historia es una prueba viviente de que ser catracho va más allá del lugar donde se vive. Se lleva en el alma, en las acciones y, sobre todo, en la solidaridad.

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Muchos niños reciben ayuda de esta pareja.

Todo comenzó como un gesto sencillo pero significativo. Carolina quiso celebrar el Día del Niño en la colonia donde creció. Llevó pasteles, sándwiches de pollo, piñatas y alegría. Ese pequeño evento, impulsado únicamente por el deseo de ver sonrisas en los rostros de los niños, se convirtió en la chispa que encendió una llama solidaria que no ha dejado de crecer.

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Pequeños con sus útiles.

«Mi esposa fue la que empezó todo», cuenta don Eradio con voz orgullosa. «Ella organizaba estas actividades para los niños de su colonia. Compraban pastel, hacían piñatas, y de ahí le nació la idea de hacer algo más grande: llevar una Navidad a esos niños, darles juguetes… y así fue creciendo el sueño».

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Donaciones que envían al país.

Don Eradio trabaja como mecánico de equipo pesado, y aunque su jornada suele extenderse incluso a los fines de semana, su motivación va más allá del sustento diario. Cada dólar que gana con trabajos extra lo destina directamente a la causa. No guarda nada para sí. No busca reconocimiento. Simplemente quiere ayudar.

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Sus obras son aplaudidas.

«La gente que me conoce, confía en mí», explica. «Me dan trabajo los sábados, y así como ellos me pagan, yo tomo ese dinero íntegro y lo usamos para las bolsas y las donaciones».

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Carolina Jovel y Eradio Alvarenga (izq.), y el matrimonio sampedrano Carmen Orellana y Pedro Calderon. La pareja envía donaciones a través de sus amistades.

También reciben apoyo de su iglesia y de algunos miembros de la comunidad que se han unido al proyecto, sabiendo que lo que se recauda llega directamente a quienes más lo necesitan. Ropa para niños, pañales, sillas de ruedas, medicina, alimentos no perecederos… cualquier aporte es valioso.

Dato: Don Eradio y doña Carolinia migraron a Estados Unidos desde los años 80s en busca de mejores oportunidades.

Los desafíos del camino

Nada ha sido fácil para esta pareja de corazón gigante. Uno de los principales obstáculos que enfrentan son los costos de envío. «Los fletes nos salen como en 400 dólares por envío», relata Eradio. «Por eso estamos abiertos a recibir apoyo de patrocinadores. No es fácil, pero no nos rendimos».

A pesar de las dificultades, han logrado enviar ayuda constante, no solo a través de esfuerzos personales, sino también con el respaldo de medios como HCH, quienes han servido como puente para hacer llegar más rápido la ayuda a las comunidades.

Una de las instituciones que actualmente se beneficia de su labor es el Hogar Buen Samaritano, donde han entregado cajas de pañales para adultos mayores. Además, han llevado esperanza y alivio a aldeas del municipio de Maraita, en Francisco Morazán, donde el acceso a recursos es limitado.

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Ayuda sin intermediarios

Algo que esta pareja ha dejado claro desde el inicio es su deseo de que la ayuda llegue directamente a quienes verdaderamente la necesitan. Por eso, han decidido no trabajar con gobiernos locales ni alcaldías.

«Preferimos hacerlo todo nosotros, desde la recaudación hasta el envío, y coordinamos directamente con las personas o líderes comunitarios», asegura don Eradio. “Queremos asegurarnos que cada donación cumpla su propósito”.

En un mundo donde muchas veces reina la indiferencia, la historia de Carolina y Eradio recuerda que siempre hay espacio para la compasión. Que no se necesita ser millonario para cambiar vidas, sino tener voluntad y un corazón dispuesto a servir.

Para dar ayuda no nos importa que religión sea, solo nos interesa que usted tenga una necesidad y que sea real

Lo que empezó como un simple festejo del Día del Niño, hoy se ha convertido en una red de amor que conecta Miami con Honduras, una red tejida con esfuerzo, sacrificio, y sobre todo, con amor.

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