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martes, abril 23, 2024

Catalina, el último cometa del año

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Los cometas que se acercan a la Tierra en fechas cercanas a la Navidad tienen un atractivo añadido. Resulta irresistible acordarse de la estrella de Belén y, por otro lado, los agoreros encuentran en la visita una nueva oportunidad para pronosticar desgracias y males de todo tipo sobre el año 2016. En realidad, el cometa que estos días merodea la Tierra no nos anuncia nada, ni bueno ni malo, con la excepción de su propia presencia, que resulta fascinante, desde luego, pero no más allá del punto de vista astronómico.

Se trata del cometa C/2013 US10, más conocido como Catalina, nombre que se debe al observatorio de Arizona (EE.UU.) desde el que fue visto por primera vez hace un par de años. Proveniente de la nube de Oort, en los confines del Sistema Solar, sufrió un empujón gravitatorio producido por el paso de alguna estrella cercana que lo precipitó a nuestro vecindario. Este viajero espacial alcanzó su máximo acercamiento al Sol, llamado perihelio, el pasado 15 de noviembre. Entonces se movía a una velocidad de 166.000 km por hora entre las órbitas de la Tierra y Venus. No se arrimó demasiado a nuestra estrella. El 23 de noviembre se convirtió en un objeto visible en el hemisferio norte, aunque algo más tenue de lo esperado.

Aquellos que aún no han tenido la oportunidad de localizarlo en el cielo lo encontrarán más fácil en Nochevieja y Año Nuevo. El último día del año, el cometa se aproximará a Arturo, la estrella más brillante para los habitantes de la mitad norte del planeta y una excelente referencia para los aficionados a la astronomía. Para echar un vistazo, los expertos de la revista EarthSky recomiendan utilizar prismáticos, alejarse de las luces de las ciudades y realizar la observación cuando la Luna esté menguando en el cielo antes del amanecer.

A simple vista

A partir de la primera semana de enero, coincidiendo con la disminución de brillo lunar (la luna nueva el 10 de enero), las condiciones de observación serán óptimas. El cometa será visible desde medianoche a la salida del Sol. Desde el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) recomiendan utilizar una carta celeste para localizar su posición, ya que varía cada día debido a su movimiento orbital. Las últimas predicciones dicen que el cometa puede alcanzar una magnitud aparente de alrededor de +5 (visible a simple vista) a mediados de enero. Entonces se situará cerca de la Osa Mayor, entre las estrellas Mizar y Alkaid.

Catalina es realmente espectacular: su cola, que es doble, mide 800.000 km de largo y el núcleo, entre 4 y 20 km. Claro que con binoculares resulta mucho más modesto. Aparece como un pequeño parche nebuloso y apenas se puede atisbar una de las colas. Si tiene la suerte de tener un buen telescopio a mano, la observación será mucho mejor, pero resultará muy complicado que aprecie el color verde de la coma o atmósfera del cometa, avisan en EarthSky. Ese llamativo fulgor, provocado por los gases de la roca, sí puede ser detectado por las cámaras, que tienen una sensibilidad mayor que el ojo humano.

El 17 de enero, la roca Catalina alcanzará su punto más cercano a nuestro planeta, pero no hay motivo para preocuparse. Su órbita se sitúa a unos 110 millones de km de distancia, cientos de veces más lejos que la distancia de la Luna. Tiene una órbita hiperbólica, lo que significa que no volveremos a verla. Abandonará la región planetaria del Sistema Solar en cuestión de décadas y no regresará nunca. El IAC explica en un comunicado que este vagabundo lleva en sus entrañas información de la génesis de nuestro Sistema Solar, y que solo disponen de dos meses para intentar conocerlo.

El próximo cometa que se espera sea fácilmente visible a simple vista será el 46P/Wirtanen, que llegará durante la Navidad de 2018. Eso, si no hay algún espontáneo desconocido, porque el cielo siempre depara sorpresas.

 

Crédito: Abc.es

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