Día Mundial del Cáncer: más de 360 casos en niños se detectan al año en Honduras

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Casos cáncer infantil en Honduras
En el cáncer infantil, la detección precoz es clave para la cura, según estudios.

TEGUCIGALPA, HONDURAS. El cáncer, una cruel enfermedad que le ha arrebatado la vida a millones de personas en el mundo, sin importar si son niños o adultos. En Honduras, según datos de la Fundación Hondureña para el Niños con Cáncer, anualmente se detectan más de 360 casos a nivel nacional.

La presidenta de la fundación, Nubia Mendoza, detalló que en 2020 se detectaron 374 nuevos casos de cáncer, registrando un incremento de 14 en comparación con los 360 casos registrados en 2019.

Explicó que dependiendo de la etapa que se detectó el cáncer, los menores pueden salvar sus vidas. La quimioterapia es la más utilizada en los menores que presentan la enfermedad.

Mendoza señaló que la incidencia de recuperación es del 63 por ciento, por lo que seis de cada 10 niños se recuperan de la enfermedad.

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Campañas educativas 

Como parte de las acciones que realiza la fundación, Mendoza explicó que están haciendo campañas educativas, para que la población detecte a tiempo los síntomas que presentan los niños.

Agregó que con estas actividades, buscan que los padres o cualquier familiar detecte  uno de los 12 síntomas que registran los infantes que padecen de la enfermedad.

“El cáncer en los niños no se puede prevenir, pero sí se puede detectar a tiempo y poder salvar las vidas de los menores”, manifestó.

En ese contexto, Mendoza hizo un llamado a las autoridades sanitarias y gubernamentales a no abandonar a los niños que requieren un tratamiento.

El cáncer infantil

Esta enfermedad, es en su mayoría, curable. La detección temprana, el diagnóstico oportuno y el correcto manejo de la misma, pueden mejorar el pronóstico del niño y aumentar las posibilidades de cura.

Actualmente, no hay una causa definida. Es distinto del cáncer en adultos, en donde se puede atribuir cierta preponderancia a factores de riesgo como el tabaquismo, el exceso de alcohol o la mala alimentación. Tampoco es genético, ya que muy pocos resultan ser hereditarios.


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