Redacción. Un joven de 26 años, de nombre Luigi Mangione, se le detuvo por el asesinato de Brian Thompson, un destacado ejecutivo de UnitedHealthCare, la mayor aseguradora sanitaria de Estados Unidos. A Mangione se le detuvo el 9 de diciembre en un McDonald’s de Altoona, Pensilvania, tras ser reconocido por un empleado que notificó de inmediato a las autoridades.
Durante la detención, se encontró en su poder un documento manuscrito que podría ofrecer pistas sobre su motivación. Asimismo se investiga su estado mental.
Las imágenes del detenido comenzaron a circular rápidamente en redes sociales, a pesar del cierre de su cuenta de Instagram. Su supuesto atractivo físico, que encaja con los estándares estéticos de la cultura occidental, captó la atención de los usuarios. Los internautas parecen dar más importancia a su apariencia que a los cargos que enfrenta.
Cometarios frívolos
En la plataforma X (anteriormente Twitter), no han faltado comentarios alabando la belleza de Mangione y hasta frivolizando sobre el asesinato de Thompson. Algunos usuarios han llegado a afirmar, con tono ligero, que estarían dispuestos a «perdonar» el crimen a cambio de un romance con él.
Este fenómeno no es nuevo en Estados Unidos, un país que ya se acostumbró a ver cómo asesinos se transforman en ídolos mediáticos. Ejemplos emblemáticos son los casos de Jeffrey Dahmer o los hermanos Menéndez, quienes cobraron nueva relevancia tras el lanzamiento de series en Netflix sobre sus historias. De hecho, después de la serie sobre los Menéndez, surgió un movimiento que pedía revisar la condena a cadena perpetua de Lyle y Erik por el asesinato de sus padres. Ese reclamo incluso contó con el apoyo del fiscal de Los Ángeles.
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La fascinación por figuras como Mangione puede explicarse por el llamado «efecto halo», una tendencia psicológica que nos lleva a atribuir cualidades positivas a las personas que consideramos físicamente atractivas. Estudios demuestran que los presos con mayor atractivo tienen más posibilidades de reinsertarse en la sociedad.