Redacción. El 5 de julio de 2009, durante una de las manifestaciones más recordadas en Tegucigalpa, Honduras, el joven Isis Obed Murillo, de 19 años, estaba entre los miles de hondureños que protestaban pacíficamente por el regreso del expresidente Manuel Zelaya, depuesto por un golpe de Estado.
Lo que parecía ser una manifestación pacífica se transformó en una situación violenta cuando las Fuerzas Armadas intervinieron, generando un enfrentamiento que acabó con la vida de Murillo.
Ese día, un disparo alcanzó la cabeza de Murillo, causándole la muerte en el acto, mientras que otro manifestante, Alex Zavala, resultó gravemente herido.
Este hecho se convirtió en uno de los episodios más grabados del golpe de Estado y sus repercusiones, generando condena a nivel nacional e internacional.
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El debate
A pesar de la gravedad de los hechos, el origen del disparo que acabó con la vida de Murillo sigue siendo objeto de controversia.
Mientras el Ministerio Público sostiene que las Fuerzas Armadas fueron responsables del uso excesivo de la fuerza, algunos exmilitares, incluidos los implicados en el caso, niegan que la bala fatal provino de un arma militar.
El Ministerio Público afirma que las FFAA abrieron fuego contra los protestantes de manera indiscriminada con fusiles M16. Por su lado, exmilitares aseguran que la bala provino de los mismos manifestantes que se enfrentaban contra ellos. Además, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de ese año sostuvo que el Ejército utilizó balas de goma para dispersar a la multitud.
Estas declaraciones han generado múltiples teorías y han mantenido la incertidumbre sobre lo ocurrido ese día.
Recientemente, el caso volvió a estar en el centro del debate, cuando el domingo, las autoridades hondureñas realizaron la captura de tres exmiembros de las Fuerzas Armadas: Romeo Vásquez Velásquez, Venancio Cervantes Suazo y Carlos Roberto Puerto Fúnez, responsabilizándolos de la muerte del joven.
El general Romeo Vásquez expresó su preocupación tras su detención, afirmando que «nos están metiendo presos siendo inocentes», y aseguró que la Fiscalía aún no ha demostrado que el disparo fatal provino de un fusil militar.
La familia del general exige el esclarecimiento total de los hechos. Ellos le reclaman al Ministerio Público que presente las pruebas que confirmen la responsabilidad de los implicados y la veracidad de la versión oficial.
Por su lado, el padre de Isis Obed ha explicado que no guarda rencor, pues confía en Dios que se hará justicia en el país.
La población, mientras tanto, espera que la resolución de este caso pueda aclarar la muerte del joven, y responsabilizar a los hechores. En este sentido, la Fiscalía debe presentar las pruebas que confirmen, o refuten, las versiones sobre el origen del disparo y las circunstancias del crimen.