Redacción. Con el corazón desgarrado y lágrimas inconsolables, la familia Mondragón y la comunidad de Villa Verde en Gracias, Lempira, despidieron a uno de los suyos: Vismar Mondragón, un hondureño que partió hacia Estados Unidos lleno de sueños, pero que regresó sin vida tras un trágico accidente.
El cuerpo de Vismar llegó la tarde del miércoles 30 de abril luego de un largo viaje desde el extranjero.
Su retorno, aunque doloroso, fue acompañado por una emotiva caravana de vehículos. No fue una despedida común: fue un acto de amor profundo, de esos que sólo se entienden cuando un pueblo entero se une para abrazar a una familia rota por la pérdida.
Personas cercanas recorrieron varios kilómetros con el féretro, escoltándolo entre rezos, suspiros y silencios que decían más que las palabras. La caravana llegó hasta su vivienda en Villa Verde, donde vecinos y amigos se sumaron al velatorio.
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Algunos ofrecían consuelo con abrazos apretados; otros, simplemente, se quedaban de pie, en silencio, compartiendo el dolor desde la distancia.
Tristeza en la familia Mondragón
Durante la noche, las historias sobre Vismar brotaron entre lágrimas. Se le recordó como un joven noble, siempre dispuesto a ayudar, con una sonrisa que contagiaba esperanza.
«Él era de los que daban sin esperar nada a cambio», decía una vecina mientras sostenía la mano de su madre. Aunque aún no se conocen con certeza los detalles de su muerte en Estados Unidos, lo cierto es que su partida dejó un vacío profundo.
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La familia Mondragón ha encontrado un pequeño consuelo en las incontables muestras de apoyo. «Hasta pronto, Vismar. No es fácil enterrar a un ser querido», escribió en redes sociales Miriam Melgar, amiga cercana de la familia.
El sepelio está previsto para este jueves 1 de mayo. Será enterrado en su tierra, rodeado de quienes lo amaron. Su partida ha dejado un profundo silencio, pero también un legado de bondad que la comunidad promete no olvidar.