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viernes, mayo 9, 2025

Cáncer de ovario: señales silenciosas y tratamientos que debe conocer

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Redacción. El cáncer de ovario es una de las enfermedades oncológicas más difíciles de detectar a tiempo debido a su desarrollo silencioso y la falta de métodos de tamizaje eficaces.

A nivel mundial, se estima que más del 70 % de los casos se diagnostican en etapas avanzadas, lo que reduce significativamente las posibilidades de curación.

A diferencia de otros tipos de cáncer ginecológico, como el de cuello uterino, que puede ser detectado mediante el Papanicolaou o el test de VPH, el cáncer de ovario no cuenta con una prueba específica que permita su diagnóstico precoz en mujeres sin síntomas.

“La dificultad está en que no tenemos un test de screening efectivo. Por eso, es fundamental que las mujeres estén atentas a cualquier cambio persistente en su cuerpo”, explicó la doctora Rosa María Garrido, jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Municipal de Oncología María Curie y directora de Relaciones con la Comunidad de la Asociación Argentina de Ginecología Oncológica (AAGO).

El cáncer de ovario es una de las enfermedades oncológicas más difíciles de detectar a tiempo debido a su desarrollo silencioso.

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Síntomas frecuentes que no deben ignorarse

La detección temprana depende en gran parte de la atención que se preste a ciertos síntomas. Aunque pueden parecer menores o confundirse con afecciones digestivas o urinarias comunes, si persisten por más de dos semanas, es necesario consultar a un especialista.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Dolor o presión en la pelvis o abdomen.

  • Hinchazón abdominal persistente.

  • Saciedad rápida al comer.

  • Cambios en el ritmo urinario o intestinal (como estreñimiento o necesidad frecuente de orinar).

  • Sangrado vaginal anormal, especialmente en mujeres postmenopáusicas.

Según el doctor Matías Cortés, oncólogo y miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), “es clave tener un alto índice de sospecha médica ante estos cuadros, incluso si parecen inofensivos”.

Datos clave sobre esta enfermedad

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 se diagnosticaron más de 324.000 casos de cáncer de ovario en el mundo, lo que lo convierte en el octavo cáncer más común entre las mujeres. En Argentina, el Ministerio de Salud estima unos 2.200 casos nuevos por año.

La mayoría de estos diagnósticos ocurren cuando la enfermedad ya está avanzada, lo que complica el tratamiento y reduce la sobrevida.

Tratamientos disponibles

El tratamiento estándar incluye una combinación de cirugía y quimioterapia. En etapas avanzadas, puede ser necesaria una intervención extensa que incluya la extirpación del útero, los ovarios y tejidos afectados.

Entre las opciones más utilizadas están:

  • Paclitaxel y carboplatino como quimioterapia de primera línea.

  • Inhibidores de PARP (como olaparib o niraparib), que actúan sobre pacientes con mutaciones genéticas específicas como BRCA.

  • Terapias dirigidas como el bevacizumab, que inhibe la formación de vasos sanguíneos en el tumor.

  • Nuevas terapias inmunológicas, aún en investigación, como las células CAR-T.

Importancia del seguimiento y apoyo

El acompañamiento médico y emocional, junto con los tratamientos de mantenimiento, han demostrado mejorar la calidad de vida de las pacientes. Si bien la cirugía y la quimioterapia pueden generar efectos secundarios, las terapias personalizadas están permitiendo un mayor control de la enfermedad y una sobrevida más prolongada.

Las organizaciones médicas y civiles, como la AAOC y Sostén, insisten en que ninguna mujer debe quedar atrás. En el Día Mundial del Cáncer de Ovario, se promueve el acceso equitativo a la atención, el diagnóstico y el tratamiento.

La detección temprana depende en gran parte de la atención que se preste a ciertos síntomas.

Prevención y factores de riesgo

Aunque no existen métodos definitivos de prevención, ciertos factores pueden reducir el riesgo:

  • Uso prolongado de anticonceptivos orales.

  • Embarazo y lactancia.

  • Ligadura de trompas o salpingectomía (en casos de alto riesgo).

  • Alimentación saludable, ejercicio y control del peso.

  • Controles ginecológicos anuales.

Para mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario o mama, se recomienda asesoramiento genético para evaluar el riesgo individual.

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