Redacción. En Nuevo Laredo, la capital mexicana del transporte por carretera, los camioneros enfrentan un nuevo reto: aprender inglés para cumplir con las estrictas normas de seguridad vial impuestas por Estados Unidos.
Para evitar sanciones y mantener sus rutas comerciales abiertas, muchos conductores asisten ahora a clases intensivas de inglés, lo que ha dado lugar a una emergente industria local dedicada a capacitar a estos trabajadores esenciales.
Para las empresas mexicanas, la norma nunca representó un gran problema, ya que las autoridades estadounidenses la habían ignorado en gran medida, especialmente a lo largo de una frontera donde las culturas siempre se han mezclado.
Sin embargo, para el gobierno de Donald Trump, se trata de un punto crítico de seguridad vial que ha permanecido demasiado tiempo sin abordarse
¿El asunto? El inglés
Trump ha ejercido una fuerte presión sobre México, no sólo mediante amenazas de aranceles y de intervención militar, sino también a través de la industria del transporte por carretera, que sostiene un flujo comercial de miles de millones de dólares entre Estados Unidos y su mayor socio comercial.
En abril, poco después de designar el inglés como lengua oficial de Estados Unidos, Trump restableció una sanción —retirar a un conductor de la carretera— por violar una antigua ley estadounidense que exige que los conductores de vehículos comerciales conozcan el idioma lo suficiente para leer las señales de tráfico y comunicarse con los funcionarios estadounidenses.
La orden desencadenó una frenética carrera en México, donde las empresas buscan enseñar rápidamente a los conductores el inglés necesario para mantener activos sus negocios.

Infracciones
Este año, según datos del Departamento de Transporte, se registraron más de 5,000 infracciones cometidas por camioneros mexicanos que no hablaban suficiente inglés, frente a unas 240 en 2024.
La semana pasada, el gobierno de Trump intensificó la presión: el secretario de Estado, Marco Rubio, suspendió todos los nuevos visados de trabajo para conductores de camiones comerciales.
“El creciente número de conductores extranjeros que conducen grandes camiones con remolque en las carreteras estadounidenses está poniendo en peligro las vidas estadounidenses y socavando los medios de subsistencia de los camioneros estadounidenses”, afirmó.
La medida se adoptó días después de que el Departamento de Transporte anunciara una investigación sobre un accidente mortal en Florida , en el que estaba implicado un camionero de India que, según las autoridades, estaba en el país de manera ilegal y no hablaba suficiente inglés.

No los afecta
Las autoridades mexicanas dijeron el viernes que no les preocupaba la pausa en la concesión de visados de Rubio y aseguraron que los camioneros mexicanos utilizaban un visado previsto en el acuerdo comercial entre ambos países.
No obstante, las empresas mexicanas se han apresurado a adaptarse. “Esta regla nos pone en una circunstancia de emergencia”, afirmó Israel Delgado Vallejo, propietario de una empresa de camiones en Tijuana. Sin embargo, añadió: “Estamos a favor de la seguridad vial y creemos que es necesario”.
La escala del transporte por carretera entre ambos países es enorme. El año pasado, según cifras del gobierno estadounidense, 5,9 millones de camiones cruzaron de México a Estados Unidos, más de 16,000 al día. La mitad de ellos entraron solo por Laredo, Texas, lo que significa que ningún lugar ha sentido más el efecto de la orden de Trump que Nuevo Laredo, la capital mexicana del transporte por carretera.
Se ha formado una industria local de clases de inglés. Una de las sesiones comenzó a las 8:00 a. m. del sábado pasado, con 17 camioneros de varias empresas participando en un curso intensivo de seis semanas. Durante cinco horas, los conductores practicaron pronunciación, repasaron vocabulario relacionado con camiones y ensayaron intercambios con inspectores estadounidenses sobre destinos y carga.
Testimonio
En uno de los ejercicios, los conductores se sentaban en un camión mientras un profesor, interpretando a un funcionario estadounidense, se acercaba, ordenaba abrir la puerta y exigía ver la licencia de conducir y otros documentos. Sin embargo, un conductor, José Gómez, titubeó y volvió al español cuando le preguntaron dónde guardaba las señales de advertencia en el camión.
“Estaba nervioso”, dijo Gómez, de 43 años. “Imagínate tener a un oficial frente a ti”.
Para los camioneros que hablaban poco o nada de inglés, o que habían recibido advertencias recientes de funcionarios estadounidenses, estas clases eran fundamentales. Antes, muchos confiaban en señales manuales, aplicaciones de traducción o en el español del funcionario para desenvolverse.
“Ahora, con tecnología como el GPS, ellos van y vienen sin ningún problema”, comentó Héctor Hinojosa, propietario de H&H Transport en Nuevo Laredo.
Temor
Ahora, los camioneros temen que cada interacción, ya sea una parada de tráfico o un control en una estación de pesaje, se convierta en un examen de inglés. Aseguran que los policías estatales también pueden evaluar su idioma, y que los agentes de algunos estados, como Texas y Nuevo México, son más rigurosos que otros.
Una división del Departamento de Transportes recomienda que los funcionarios estadounidenses verifiquen si un conductor puede responder en inglés a preguntas sobre el origen y destino del viaje, cuánto tiempo ha estado conduciendo, qué transporta y si el camión es seguro.
El funcionario también puede interrogar al conductor sobre las señales de tráfico, y la división aclara: “La explicación del conductor puede ser en cualquier idioma, siempre que el encargado pueda entenderla”.
Advertencia
Cuando Jair Martínez, camionero mexicano que transporta mercancías de Nuevo Laredo a Laredo, cruzó a Texas hace dos meses, recibió una advertencia.
“Me trabé”, dijo, describiendo su dominio del inglés como muy bajo. “No entendí mucho. Por los nervios y la presión, empiezas a escuchar que compañeros con visado B-1 los han bajado o regresado”, añadió, refiriéndose a los conductores con el mismo tipo de visado temporal de negocios.
Después de eso, Martínez, de 49 años, se apuntó al curso de inglés. Mientras algunas empresas pagaban las clases de sus conductores, él cubrió personalmente los 80 dólares.
“Es preocupante”, comentó. “Somos invitados, tenemos ese privilegio por parte de Estados Unidos que nos da la visa y nos permite trabajar. Son sus reglas, hay que acatarlas y esforzarnos por comunicarnos”.
Incluso algunos camioneros con más dominio del inglés reconocieron la necesidad de las clases, especialmente quienes viajan a estados con leyes más estrictas o con pronunciaciones distintas.
“En Misisipi hablan un poco más rápido y con acento, por eso me costaba más”, explicó Jorge Flores, de 43 años, quien transporta piezas de automóvil desde Nuevo Laredo hasta lugares tan lejanos como Oregón o Míchigan.
Algunas empresas mexicanas, como TNL Express de Nuevo Laredo, tenían tantos conductores que necesitaban clases de inglés que contrataron a un profesor local para capacitarlos. Álvaro Machado fue uno de los 15 conductores que asistieron a una sesión sabatina en la sede de la empresa.
No manejaba el idioma
Cuando empezó a conducir camiones a los 18 años, no hablaba “prácticamente nada” de inglés. Apenas podía pedir comida más allá del “Combo n.º 1”. Pero tras 14 años haciendo entregas en Estados Unidos, aprendió palabras clave en inglés. También utilizaba señales manuales y comprendió que las señales de tráfico son, en gran medida, universales.
“La medida la aplaudo”, dijo Machado.
Nunca había tenido un accidente ni problemas al conducir en Estados Unidos. Sin embargo, quiso tomar clases para cumplir las normas y estar mejor preparado ante posibles emergencias.
“Vi veces camionetas volcarse y bajabas a ayudar, pero no podías llamar a emergencias ni nada por el estilo”, relató.
Aunque varios operadores de transporte mexicano apoyan la política de Trump por mejorar la seguridad vial, algunos señalaron que la falta de inglés nunca fue un problema. Muchos temen no tener tiempo para enseñar el idioma a sus conductores, lo que podría interrumpir los envíos en una industria que ya enfrenta escasez de personal.
“La medida la aplaudo”, afirmó Juan Manuel Talamas, director de una empresa de camiones en Ciudad Juárez. “Pero lo que no se hizo en muchos años, no se puede lograr de un día para otro”.