Redacción. La declaratoria del proceso electoral primario del pasado 8 de abril dio inicio a la cuenta regresiva para las elecciones generales de noviembre, que decidirán al nuevo presidente de Honduras para el periodo 2026-2030. Estos comicios enfrentan una serie de desafíos tanto logísticos como institucionales.
El contexto actual no es alentador. El Consejo Nacional Electoral (CNE) está dividido por diferencias políticas, las Fuerzas Armadas (FFAA) carecen de confianza en el órgano electoral y el Congreso Nacional ha mostrado pasividad al no aprobar el presupuesto necesario a tiempo. Esto convierte la tarea en una carrera contra el reloj.
A este escenario se suman las fallas en las elecciones primarias, marcadas por la desorganización logística. La falta de coordinación interna dentro del CNE y un caso de corrupción relacionado con el traslado de las urnas generaron un perjuicio al Estado por más de 64 millones de lempiras.
Las irregularidades en las primarias no solo podrían alterar el cronograma electoral para noviembre, sino que siembran dudas sobre la capacidad del CNE para manejar las elecciones generales, afectando la percepción pública y la confianza en el proceso democrático.
Desafíos
Las elecciones generales representarán un reto mayúsculo para el CNE, cuya credibilidad y transparencia están bajo cuestionamiento. Sin embargo, esto no quita responsabilidad a las Fuerzas Armadas y los partidos políticos también juegan un papel crucial.
Para el politólogo hondureño Héctor Soto, uno de los mayores retos de cara al 30 de noviembre es la capacidad de los organismos encargados de administrar las elecciones para tomar decisiones de manera colegiada, dejando de lado las presiones de los partidos políticos.
“Los partidos políticos coinciden en la idea de ganar las elecciones. Ven a los consejeros como un factor clave para desbalancear la cancha y salir favorecidos”, señaló Soto.
A su juicio, separar el activismo político de las funciones del CNE será complicado. Los consejeros, al asumir sus cargos, tienen dos tareas: administrar el proceso electoral y, al mismo tiempo, responder a los intereses de los partidos políticos.
En las primarias, este segundo objetivo se cumplió a la perfección, lo que evidenció la división interna, especialmente entre Marlon Ochoa (Partido Libre) y Cossette López (Partidos Nacional) y Ana Paola Hall (Partido Liberal), especificó Soto. Esta falta de cohesión resultó en decisiones desacertadas, como la contratación de una empresa sin supervisión adecuada, lo que desató el caos logístico.
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Desconfianza con las FFAA
Otro de los problemas más grandes es la falta de confianza mutua entre el CNE y las Fuerzas Armadas de Honduras. Durante las elecciones primarias, las tensiones entre las instituciones fueron evidentes, con ambas partes echándose la culpa por la desorganización en el traslado del material electoral.
El politólogo Soto destacó la necesidad de una mayor subordinación de las FFAA al CNE, lo que podría empeorar la situación durante los comicios generales si no se resuelve.
“Es fundamental que haya concertación, diálogo y subordinación entre el CNE y las Fuerzas Armadas”, comentó Soto. A su vez, advirtió que una descoordinación entre ambos podría desatar aún más desorden en las elecciones generales.
Congreso pasivo
La falta de acción del Congreso Nacional se ha convertido en otro obstáculo en la preparación de las elecciones. La aprobación del presupuesto electoral primario, una tarea que no depende directamente del CNE, se retrasó significativamente, lo que alteró el cronograma electoral y se aprobó apenas dos meses antes de los comicios.
Este retraso afectó la logística del CNE, contribuyendo al desorden de las primarias y dejando claro que no se debe repetir este patrón de inacción para las elecciones generales.
Soto mencionó que este retraso fue uno de los factores que contribuyó a la crisis en las primarias. Además, dijo que su resolución debe ser prioritaria para evitar futuros problemas. “Los diputados deben aprobar el presupuesto con suficiente antelación. Este tema no puede seguir siendo ignorado”, subrayó el politólogo.
Credibilidad
Por su parte, el exmagistrado del extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE), German Lobo, destacó la necesidad de recuperar la credibilidad perdida tras los errores en la distribución del material electoral durante las primarias.
“El desafío más grande será la credibilidad. Las Fuerzas Armadas y el CNE deben trabajar unidos para evitar lo sucedido anteriormente”, explicó.
Lobo también remarcó la importancia de anticiparse en la adquisición y distribución de materiales electorales, que deben ser revisados con tiempo suficiente. Además, destacó que el Congreso debe actuar rápidamente para que el CNE cuente con los recursos necesarios antes del 30 de mayo, fecha en la que se estaría haciendo la convocatoria de las Elecciones Generales.
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Débil capacitación de las JRV
En cuanto a la capacitación de las personas que conformaron las Juntas Receptoras de Votos (JRV), que dejó miles de actas con inconsistencias y decenas de sistemas biométricos sin utilizar, Lobo mencionó que los partidos políticos y sus movimientos utilizaron materiales desactualizados de 2021, lo que dificultó el proceso electoral.
“Es fundamental hacer hincapié en la capacitación de los miembros de mesa y custodios”, añadió, refiriéndose a los errores que causaron problemas en el llenado de actas.
Las elecciones primarias no solo estuvieron marcadas por desórdenes logísticos, sino también por inconsistencias en más de 28 mil actas de los tres partidos políticos. Estas actas fueron retenidas en el centro de operaciones debido a notables discrepancias en el cómputo preliminar. Los miles de errores generaron denuncias de fraude, avivando las irregularidades.
Transporte de material
Mientras que Augusto Aguilar, exmagistrado del TSE, subrayó la importancia de mejorar la planificación del transporte electoral, lo que debe incluir una buena coordinación con las Fuerzas Armadas. El manejo adecuado del traslado de materiales y la logística electoral es esencial para evitar los errores cometidos en las primarias.
“Es vital mejorar la planificación del transporte y la coordinación con las FFAA para evitar los problemas que afectaron las elecciones primarias”, agregó Aguilar.
El exmagistrado también sugirió que el CNE debería reconsiderar su enfoque en la contratación de empresas privadas para el transporte electoral. Según la ley electoral, el Estado tiene la facultad de utilizar vehículos oficiales, con excepción de entidades como el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) y la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), lo que podría reducir costos y mejorar la eficiencia.
“Deberíamos dejar de invertir tanto dinero en la contratación de empresas privadas. La ley electoral nos concede la facultad de utilizar todos los vehículos del Estado, a excepción de los del SANAA y la ENEE”, concluyó Aguilar.
Respeto a los partidos minoritarios
Los especialistas coinciden en que, en las elecciones generales, también se pondrá a prueba la capacidad de los tres representantes de los partidos mayoritarios para garantizar un proceso electoral transparente y equitativo para los partidos emergentes.
Si bien los tres consejeros actuales han demostrado que su función está fuertemente influenciada por los intereses de sus respectivos partidos, queda la duda sobre si podrán ofrecer las garantías necesarias para que los partidos sin representación en el Ejecutivo o Legislativo confíen en un proceso que aún perciben como sesgado.
A medida que se acerca la fecha de las elecciones generales, persiste la preocupación de que, a pesar de los esfuerzos para corregir los errores del pasado, el proceso podría seguir siendo costoso y fallido. Si no se toma acción inmediata y eficaz, las elecciones generales podrían significar una nueva crisis para el país.