Redacción. El gobierno de Brasil afirmó que no tiene intención de entrar en una guerra comercial con Estados Unidos, pero calificó de «medidas unilaterales» y «contraproducentes» los nuevos aranceles del 25 % a las importaciones de acero y aluminio anunciados por el presidente Donald Trump.
«Brasil no estimula ni entrará en ninguna guerra comercial», declaró el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, tras un evento con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los aranceles, que entrarán en vigor este 12 de marzo, impactarán directamente a Brasil, segundo mayor proveedor de acero para Estados Unidos después de Canadá.
Medidas Unilaterales
De su lado, el ministro de Economía, Fernando Haddad, criticó contundentemente la decisión de Washington, subrayando que «las unilaterales como esta medidas son contraproducentes para el fortalecimiento de la economía global» y advirtiendo que afecta negativamente el comercio mundial.
Haddad estimó que el alza arancelaria «no es una decisión contra Brasil», sino «una cosa genérica contra todo el mundo». El gobierno brasileño, según Haddad, está observando las reacciones de otros países y haciendo una evaluación sobre cómo actuar ante los aranceles de Trump.
En enero, el presidente Lula había advertido que, en caso de medidas de este tipo, Brasil aplicaría «reciprocidad». «Si grava los productos brasileños, habrá reciprocidad de Brasil gravando los productos exportados desde Estados Unidos», declaró entonces.
Canadá, por su parte, anticipó una respuesta «firme y clara» a los aranceles, mientras que la Unión Europea anunció medidas «proporcionales».
Solución
Por su parte, la Cámara de Comercio de Estados Unidos para Brasil pidió «una solución negociada para preservar el comercio bilateral, que ha registrado récords en los últimos años».
Su gobierno «creó un programa de cuotas para permitir la importación de acero y aluminio» sin aranceles, «por la falta de poder de la industria estadounidense para atender la demanda», explicó a la agencia AFP Jackson Campos, de la exportadora brasileña AGL Cargo. Campos consideró que Brasil podría recurrir nuevamente a la diplomacia y vislumbró una «negociación diplomática» para tratar de flexibilizar los aranceles.