Redacción. En el municipio de Garrafão do Norte, en Brasil un hombre en aparente estado etílico decidió que no había mejor forma de bajar la borrachera que… correr una carrera de 8 kilómetros. Así, sin calentamiento, sin inscripción y con chanclas como único equipo deportivo, se lanzó a la aventura atlética del día.
El protagonista, conocido como Isaque, venía saliendo de un bar cuando se topó con una multitud lista para competir. En lugar de seguir su camino a casa (o al siguiente trago), pensó que era buen momento para “sudar el alcohol” y se alineó como un corredor más, aunque vestido más para la playa que para un maratón.

Contra todo pronóstico (y contra la lógica médica), Isaque completó los 8 kilómetros, ante el asombro de espectadores, corredores oficiales y probablemente su propio hígado. Aunque no ganó la carrera, se llevó algo más valioso: una medalla simbólica, fama instantánea y una historia que ni el mejor guionista de telenovelas podría haber escrito.
@vntonline VÍDEO -🥇🍻 Homem bêbado corre 8 km de chinelo e ganha medalha De chinelo, sem inscrição e bêbado, um homem (@isaquecorredor) surpreendeu ao completar e ganhar uma prova de 8 km em Garrafão do Norte, no interior do Pará. A cena viralizou e ele recebeu medalha simbólica de 1º lugar, além de aplausos e até doações da comunidade. @vntonline_ /@vntonline2 Vídeo @elizalucilaa
“Corrí para curarme la resaca”
El video del momento se volvió viral en redes, donde se le ve trotando (o algo similar) entre corredores profesionales, con su atuendo informal y un aire de “no tengo idea de por qué estoy haciendo esto, pero ya qué”.

“Estaba bebiendo y, cuando vi a esa multitud, pensé: ‘Voy a correr para recuperarme de la resaca’”, declaró el nuevo ícono del deporte espontáneo, quien desde entonces ha dejado de beber, ha sido patrocinado por marcas locales, y hasta consiguió una clínica dental que le dará sonrisa nueva.
Ahora, con shorts, tenis nuevos y una dosis de autoestima, Isaque asegura que quiere seguir corriendo y cambiar su vida. Porque si algo aprendimos de esta historia, es que nunca subestimes el poder de una buena cruda… y unas chanclas resistentes.
